El 7 de noviembre se celebra la fiesta del padre Francisco Palau, místico carmelita descalzo del siglo XIX, fundador de las carmelitas misioneras y las carmelitas misioneras teresianas. Les presento algunos pensamientos tomados de sus obras.
Orar es amar y dejarse amar por Dios. Es dejarse transformar por el mismo Dios en la oración, por el fuego de su amor, llenándose de Dios. Todas las cosas de relativizan cuando, desde la oración se ama profundamente a Cristo.
La voz de Dios no deja vacío alguno en el alma, la llena y no vacila.
Que el amor a Cristo, a María y a la Iglesia polaricen nuestra vida.
Vivo y viviré por la Iglesia, vivo y moriré por ella.
Los prójimos, bajo Cristo su cabeza, unidos entre sí por amor, son la Iglesia.
Iglesia santa, te hallé porque tú me saliste al encuentro.
Tu Amada, la Iglesia, se ha hecho presente a tu espíritu por fe: por fe ella se ha comunicado a ti; y su presencia, por fe, ha estampado y ha grabado en tu ser su figura y su imagen; y su misma presencia, hallando tu corazón dispuesto, ha grabado allí el amor.
He tomado mi vuelo hacia los prójimos.
Dejemos que Dios nos cuide.
Subí el monte, guiado mi corazón por el amor.
El amor todo lo cree posible.
María preside nuestra misión, como hijos que somos del Carmen.
La voz de Dios no deja vacío alguno en el alma, la llena y no vacila.
Creo que me llamó santa Teresa a su Orden para esta obra.
Dejemos que Dios nos cuide.
Subí el monte, guiado mi corazón por el amor.
El amor todo lo cree posible.
María preside nuestra misión, como hijos que somos del Carmen.
La voz de Dios no deja vacío alguno en el alma, la llena y no vacila.
Creo que me llamó santa Teresa a su Orden para esta obra.
Elevar a Dios nuestros pensamientos, esto es oración. Nuestra alma ha sido criada para contemplar, ver y mirar a Dios. De las veinticuatro horas ¿no tenemos una destinada a ordenar los pensamientos y dirigir una mirada a Dios, a Dios que nos mira, a Dios que no nos olvida, a Dios que desde allá en su eternidad piensa en nosotros?
Sea rico o sea pobre, el hombre ante Dios siempre será un mendigo.
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