Llamaba la atención por su sincera piedad y por su gran caridad con los pobres. Impulsó el culto en la corte, restauró iglesias, fundó hospitales y monasterios.
A los treinta años quedó viuda. Tanto su padre como los reyes intentaron casarla con otros nobles, pero ella rechazó a todos los pretendientes y se hizo monja carmelita, aconsejada por el beato Juan Soreth. Fundó dos monasterios, en los que vivió con gran humildad.
A las hermanas, decía: «Si hacéis caso de qué hermana es más importante o de familia más rica, seguís una doctrina del demonio. Nunca os detengáis en esas fantasías… Pensad que todas somos hermanas, con el mismo hábito y la misma profesión religiosa… Debemos esforzarnos en ver quién es la más humilde, la más dulce y la más caritativa».
Se la considera «madre de las monjas carmelitas», ya que ella es la primera que recibió culto desde la organización canónica de las mismas. Escribió sabias Exhortaciones para sus monjas. Murió en 1485, mientras cuidaba a una enferma contagiosa. Su culto comenzó pronto y fue reconocido formalmente por la Santa Sede en 1867.
Oración colecta. Oh Dios, que has llamado a la beata Francisca de Amboise para que buscase tu reino sobre todas las cosas en tu servicio y en el de la Virgen María; concédenos que, fortalecidos por su intercesión, avancemos con espíritu de alegría en el camino del amor. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.
Oración de los fieles. Presentemos al Señor nuestras oraciones, implorando la intercesión de la beata Francisca de Amboise.
Oración sobre las ofrendas. Padre celestial, acepta estos dones que, como siervos tuyos, presentamos en tu altar para celebrar la fiesta de la beata Francisca; y concédenos que, amándonos mutuamente, consigamos en ti la verdadera fraternidad. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Oración después de la comunión. Te rogamos, Padre santo, que, por la gracia de este sacramento, y a ejemplo de tu humilde sierva Francisca de Amboise, nos mantengas siempre en tu amor y lleves a su perfección, hasta que Cristo venga, la obra que has comenzado en nosotros. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
- Por el papa, los misioneros y todos los que han consagrado su vida al servicio de Dios y de los hermanos, para que el Señor les conceda vivir con gozo y paz su vocación. Roguemos al Señor.
- Por toda la familia del Carmelo, que conmemora a la beata Francisca de Amboise, para que el Señor la bendiga con nuevas vocaciones. Roguemos al Señor.
- Por los gobernantes, los legisladores, los jueces y todos los que trabajan por el bien común, para que Dios les ilumine. Roguemos al Señor.
- Por todos los que sufren y se encuentran en cualquier necesidad, por los enfermos y los agonizantes, por los difuntos necesitados de purificación. Roguemos al Señor.
Escucha, Padre, la oración que, confiados en tu misericordia, te hemos dirigido. Por Jesucristo nuestro Señor.
Oración sobre las ofrendas. Padre celestial, acepta estos dones que, como siervos tuyos, presentamos en tu altar para celebrar la fiesta de la beata Francisca; y concédenos que, amándonos mutuamente, consigamos en ti la verdadera fraternidad. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Oración después de la comunión. Te rogamos, Padre santo, que, por la gracia de este sacramento, y a ejemplo de tu humilde sierva Francisca de Amboise, nos mantengas siempre en tu amor y lleves a su perfección, hasta que Cristo venga, la obra que has comenzado en nosotros. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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