Oraciones para rezar durante la "novena en honor de la Inmaculada Concepción de la Virgen María" (del 29 de noviembre al 7 de diciembre), como preparación a su fiesta (el 8 de diciembre), inspiradas en una oración del papa Francisco ante su imagen en la plaza de España en Roma.
Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea,
pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza.
A ti, celestial princesa, Virgen Sagrada María,
te ofrezco en este día, alma, vida y corazón;
mírame con compasión, no me dejes, Madre mía.
María, Madre Inmaculada, acudimos a ti en esta novena en tu honor. Pero no venimos solos. Traemos a tu presencia a todas las personas que llevamos en nuestros corazones: nuestros seres queridos, nuestra ciudad, nuestra patria y el mundo entero. Ten misericordia de nosotros e intercede por todos ante tu Hijo querido. De una manera especial ponemos en tus manos a los niños, a los enfermos, a los que sufren y a los pobres. Ampáralos a todos bajo tu manto protector y llévalos a Jesús.
Necesitamos tu mirada inmaculada, para recuperar la capacidad de mirar a las personas con respeto y reconocimiento, sin intereses egoístas o hipocresías.
- Dios te salve, María…
Necesitamos de tu corazón inmaculado, para amar en modo gratuito sin segundos fines, sino buscando el bien del otro, con sencillez y sinceridad, renunciando a máscaras y maquillajes.
- Dios te salve, María…
Necesitamos tus manos inmaculadas, para acariciar con ternura, para tocar la carne de Jesús en los hermanos pobres, enfermos, despreciados, para levantar a los que se han caído y sostener a quien vacila.
- Dios te salve, María…
Necesitamos de tus pies inmaculados, para ir al encuentro de quienes no saben dar el primer paso, para caminar por los senderos de quien se ha perdido, para ir a encontrar a las personas solas.
- Dios te salve, María…
Te damos las gracias, oh Madre, porque al mostrarte a nosotros libre de toda mancha de pecado, nos recuerdas que lo más importante es la gracia de Dios, el amor de Jesucristo que dio su vida por nosotros, la fortaleza del Espíritu Santo que hace nuevas todas las cosas. Haz que no cedamos al desánimo, sino que, confiando en tu ayuda constante, trabajemos para renovarnos a nosotros mismos y al mundo entero.
- Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
- Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo.
Dios, Padre nuestro, que por la concepción inmaculada de la Virgen María preparaste a tu Hijo una digna morada, y en previsión de la muerte de Jesús la preservaste de todo pecado; concédenos por su intercesión llegar a ti libres de todas nuestras culpas. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
- Ave María Purísima.
- Sin pecado concebida.
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