Según la tradición judía, aunque los seres humanos son juzgados el día de «Rosh Hashaná», el veredicto del juicio es fijado diez días después, el día de «Yom Kipur».
Los «Yamim Noraim», los diez días de arrepentimiento que transcurren entre «Rosh Hashaná» y «Yom Kipur» son la gran oportunidad que Dios concede a los hombres para que se reconcilien entre sí, salden sus deudas y se dispongan a pedir perdón.
Dios perdona a los hombres el día de «Yom Kipur» si durante los días precedentes han pedido disculpas a los que han ofendido durante el año anterior y han pagado sus deudas pendientes.
Tres son los pasos de la verdadera «Teshubá» (palabra que significa ‘arrepentimiento’, ‘retorno’):
1) Reconocer la transgresión realizada.
2) Confesar verbalmente el propio pecado: «Señor, yo erré, transgredí e hice el mal delante de ti. Me arrepiento y no volveré a hacerlo».
3) Aceptar el compromiso de no incurrir en el mismo pecado en circunstancias similares.
Respecto a la fiesta de «Rosh Hashaná» hemos de recordar que la Biblia dice que el año comienza con la primavera; en concreto en Pascua, el 15 del mes hebreo de Nisán, que cae entre marzo y abril (cf. Éx 12,2). El brotar de las flores y de los árboles sería un recordatorio perpetuo de la creación del mundo. A los seis meses se tenían las fiestas de otoño y el inicio del año laboral.
Con el paso del tiempo, la Pascua conservó sus referencias a la creación del mundo, a la alianza con Abrahán, a la salida de la esclavitud de Egipto guiados por Moisés y a la espera del Mesías; pero el día de inicio del año civil se trasladó a la fiesta de «Rosh Hashaná».
Como rezan nuestros hermanos mayores en la fe: El Señor nos conceda a todos un dulce año nuevo vivido en su presencia. Amén.
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