A los niños les encanta jugar a esconderse. Cuando yo era niño cantábamos: "Jugando al escondite en el bosque anocheció, el cuco, cantando, el miedo nos quitó..."
Los más pequeños piensan que si ellos no ven, a ellos tampoco les ven. En las siguientes fotografías descubrirán los escondites más tiernos.
Disfruten las fotografías y nunca olviden que Dios nos dice: «Como una madre acaricia a su hijo, así os consolaré yo, os llevaré en brazos y sobre las rodillas os acariciaré» (Is 66,12-13).
Por su parte, san Juan de la Cruz enseña: «Dios se comunica al alma con tanto amor, que no hay afición de madre que con tanta ternura acaricie a su hijo, ni amor de hermano, ni amistad de amigo que se le compare» (C 27,1).
Antes de seguir adelante, recuerden la hermosa poesía de Unamuno:
Agranda la puerta, Padre,
porque no puedo pasar.
La hiciste para los niños,
yo he crecido, a mi pesar.
Si no me agrandas la puerta,
achícame, por piedad;
vuélveme a la edad aquella
en que vivir es soñar.
Agranda la puerta, Padre,
porque no puedo pasar.
La hiciste para los niños,
yo he crecido, a mi pesar.
Si no me agrandas la puerta,
achícame, por piedad;
vuélveme a la edad aquella
en que vivir es soñar.
¡Feliz día a todos!
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