Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

domingo, 7 de abril de 2024

Señor mío y Dios mío


En el evangelio de este segundo domingo de Pascua o de la divina misericordia, escucharemos las palabras de santo Tomás ante Jesús resucitado: ¡Señor mío y Dios mío! Hermosa jaculatoria que muchos cristianos repetimos con frecuencia.

La primera lectura nos recuerda que los cristianos de los orígenes se reunían en las casas para la fracción del pan, que es como llamaban entonces a la eucaristía. Solo nos da dos características de cómo se realizaba el encuentro: «con alegría y sencillez de corazón».

Debemos recuperar estas dos características para que nuestras misas (y todas nuestras celebraciones cristianas) sean más auténticas, más fieles a los orígenes. La sencillez y la alegría deberían ser las notas específicas de los cristianos que se reúnen para encontrarse con Jesús resucitado.

¡Feliz domingo a todos!

1 comentario:

  1. Gracias, padre Eduardo, por recordarnos la esencia que no debemos perder. Sencillez y alegría de corazón. En una comunidad que comparte desde un alma y un corazón, justa y generosa, atenta a las necesidades de cada uno. Y el Señor misericordioso con nosotros... Feliz domingo!

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