El 8 de noviembre se celebra la fiesta de la carmelita descalza sor Isabel de la Trinidad (1880-1906), una de las escritoras místicas más profundas y originales de los últimos siglos, que fue canonizada el 16 de octubre de 2016.
Ella tiene claro que su vocación y la de todos los cristianos es «vivir en el Amor», lo que para ella significa amar a Dios y a los hermanos con el amor que recibimos de Cristo.
Así lo expresa en una carta que dirige a una amiga suya: «Por la mañana, despertémonos en el Amor. Pasemos el día entregadas al Amor, es decir haciendo la voluntad de Dios, bajo su mirada, con él, en él y solo por él. Entreguémonos continuamente bajo la forma que él quiera, tú desviviéndote por hacer felices a tus queridos padres. Y después, cuando llegue la noche, tras un diálogo de amor que no se ha interrumpido en nuestro corazón, durmámonos también en el Amor. Tal vez descubramos algunas faltas, algunas infidelidades. Pongámoslas también en el Amor: es un fuego consumidor» (Carta 172).
Vivir en el amor no significa hacer unas cosas u otras, sino realizar con amor y por amor nuestras obligaciones cotidianas: sor Isabel siendo fiel a su vocación contemplativa, su amiga cuidando de sus padres ancianos, un maestro educando niños, un enfermo dejándose cuidar.
Lo importante es vivir en el amor de Dios desde la mañana hasta la noche, conscientes de que «en él vivimos, nos movemos y existimos» (Hch 17,28) y de que nada ni nadie nos puede separar de su amor (cf. Rom 8,35s).
Desarrollo este argumento en el artículo titulado "Despertémonos en el Amor, vivamos en el Amor, durmamos en el Amor" que se publicó en el número 265 de la revista Orar, totalmente dedicado a santa Isabel. Aquí tienen el enlace a la revista con la posibilidad de descargarse gratis una muestra de la misma.
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