Ya sabemos que el Espíritu Santo es llamado en la Biblia "Ruah Yahvé", que también puede traducirse por el soplo o la respiración de Dios, ya que la Ruah es el viento, el aire, el soplo de vida.
De hecho, en el momento de la creación, Dios sopló su Espíritu sobre Adán, que así se convirtió en un ser vivo. No somos solo polvo o carne, ya que Dios ha soplado su Espíritu en nosotros.
La vida, la santidad, la energía de Dios habitan en lo más hondo de nuestro ser. Y si poseemos el Espíritu de Dios, ese Espíritu nos resucitará en el momento oportuno y nos permitirá vivir la vida de Dios para siempre.
Por eso, en este bello canto (originalmente titulado "Fruto nuevo de tu cielo") pedimos a Dios que sople sobre nosotros, que nos conceda su Espíritu, que nos renueve y transforme en sí, para que vivamos de su misma vida. Amén.
Sopla, Señor, te lo pido,
quédate esta noche en mi alma,
pues solo tu amor y abrigo
me darán consuelo y calma.
Sopla, Señor, sopla fuerte,
envuélveme con tu brisa
y en tu Espíritu renuévame,
hazme libre en tu sonrisa.
A pesar de mis caídas,
hazme fiel a tus promesas.
Sopla, Señor, en mi vida,
y arráncame esta tristeza.
Sopla, sopla, Señor, tu grandeza; sopla.
Hazme fiel en mi pobreza, sopla.
Sopla, Señor, en mi oído;
sopla fuerte, arranca el miedo,
pues sin ti me hallo perdido,
sin tu luz me encuentro ciego.
Sopla, Señor, haz de viento
y bautízame en tu Nombre,
llámame a servir, Maestro,
hazme fiel entre los hombres.
Toma mi vida en tus manos,
mis sueños, mi amor, mi todo,
mi cansancio, mis pecados,
y moldéame a tu modo.
Sopla y bautízame en tu brisa, sopla,
renuévame en tu sonrisa, sopla.
Sopla, Señor, tu caricia
por sobre mis sentimientos;
que sea el ángel de tu misa
quien obre en todo momento.
sopla Señor y hazte canto;
pon tu Palabra en mis manos,
en ellas tu Providencia
y bendice a mis hermanos.
Quiero ser de tu árbol rama,
fruto nuevo de tu cielo
que madure en tu Palabra
como un ave en pleno vuelo.
Sopla, sopla, Señor, tu grandeza; sopla.
Hazme fiel en mi pobreza, sopla.
Sopla y bautízame en tu brisa, sopla,
renuévame en tu sonrisa, sopla.
Por eso, en este bello canto (originalmente titulado "Fruto nuevo de tu cielo") pedimos a Dios que sople sobre nosotros, que nos conceda su Espíritu, que nos renueve y transforme en sí, para que vivamos de su misma vida. Amén.
Sopla, Señor, te lo pido,
quédate esta noche en mi alma,
pues solo tu amor y abrigo
me darán consuelo y calma.
Sopla, Señor, sopla fuerte,
envuélveme con tu brisa
y en tu Espíritu renuévame,
hazme libre en tu sonrisa.
A pesar de mis caídas,
hazme fiel a tus promesas.
Sopla, Señor, en mi vida,
y arráncame esta tristeza.
Sopla, sopla, Señor, tu grandeza; sopla.
Hazme fiel en mi pobreza, sopla.
Sopla, Señor, en mi oído;
sopla fuerte, arranca el miedo,
pues sin ti me hallo perdido,
sin tu luz me encuentro ciego.
Sopla, Señor, haz de viento
y bautízame en tu Nombre,
llámame a servir, Maestro,
hazme fiel entre los hombres.
Toma mi vida en tus manos,
mis sueños, mi amor, mi todo,
mi cansancio, mis pecados,
y moldéame a tu modo.
Sopla y bautízame en tu brisa, sopla,
renuévame en tu sonrisa, sopla.
Sopla, Señor, tu caricia
por sobre mis sentimientos;
que sea el ángel de tu misa
quien obre en todo momento.
sopla Señor y hazte canto;
pon tu Palabra en mis manos,
en ellas tu Providencia
y bendice a mis hermanos.
Quiero ser de tu árbol rama,
fruto nuevo de tu cielo
que madure en tu Palabra
como un ave en pleno vuelo.
Sopla, sopla, Señor, tu grandeza; sopla.
Hazme fiel en mi pobreza, sopla.
Sopla y bautízame en tu brisa, sopla,
renuévame en tu sonrisa, sopla.
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