Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

martes, 14 de marzo de 2023

El Desierto de las Palmas (coplillas)


Hay sobre Benicàssim,
entre las lomas,
unas casitas blancas
como palomas.


Les dan dulces esencias
los limoneros,
los pinos, los naranjos
y los romeros.


¡Allí, junto a las nubes,
la alondra trina,
allí tiende sus brazos
la Cruz divina!


¡Muy alto está el Bartolo!
¡La Cruz muy alta!
Para llegar al cielo,
¡cuán poco falta!


¡La vista arrebatada
vuela en su anhelo
del llano a las ermitas,
de ellas al cielo!

Allí olvida el que sube
penas y cuitas;
allí cantan y rezan
los carmelitas.


¡El agua que allí oculta
se precipita,
dicen los de La Plana
que está bendita!


Subid a donde el fraile
reza y trabaja;
¡más larga es la vereda
cuando se baja!


¡Ya la envuelva la noche,
ya el sol alumbre,
buscad a los que rezan
sobre esa cumbre!


Ellos, de santos mares
van tras el puerto;
¡caravana bendita
de aquel Desierto!

Antonio Fernández Grilo (1845-1906) compuso un poema a las ermitas de Córdoba, que yo adapté al monasterio del Desierto de las Palmas cuando vivía allí.

Para los carmelitas, "desierto" se refiere a un monasterio solitario, en parajes hermosos, donde retirarse durante algunos años al estudio, la oración, el trabajo manual y la vida fraterna en comunidad. Todo vivido en ambiente de silencio y oración.

Las "casitas" de las que habla el poema son las ermitas extendidas por el valle.

El monte que se levanta detrás del monasterio es llamado hasta el presente "monte Bartolo" por un ermitaño que vivió en una de sus cuevas en el siglo XVII: el hermano Bartolomé. La montaña está coronada por una gran cruz, conocida como "la cruz del Bartolo".

"La Plana" es toda la franja costera, junto al mar Mediterráneo. Su capital es Castellón de La Plana.

La zona se caracteriza por las fuentes que brotan, especialmente la de la fuente de San José y de la Teja, de las que se alimenta el monasterio. De ahí la referencia a las aguas que se precipitan desde la montaña al valle.

La subida hasta el lugar donde se halla el monasterio es difícil, especialmente si se hace a pie, pero más difícil es la bajada, porque se deja atrás este pedacito de cielo y se desciende con la mirada y el corazón puestos en lo que se deja atrás.

No hay comentarios:

Publicar un comentario