Las pinturas son del joven artista español Raúl Berzosa y los textos son de la Biblia y de san Juan de la Cruz.
Primera estación: Jesús es condenado a muerte.
- Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
- Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
«Pilato les preguntó: "¿Qué hago con Jesús?" Contestaron: "¡Que lo crucifiquen!" Pilato insistió: "Pues ¿qué mal ha hecho?" Pero ellos gritaban más fuerte: "¡Que lo crucifiquen!" Entonces les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarlo, lo entregó para que lo crucificaran (Mateo 27,22-23.26).
Texto de san Juan de la Cruz (de la carta 25): «Entreténgase ejercitando las virtudes de mortificación y paciencia, deseando hacerse en el padecer, algo semejante a este gran Dios nuestro, humillado y crucificado, pues que esta vida si no es para imitarle, no es buena».
Segunda estación: Jesús carga con la cruz.
- Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
- Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
«Los soldados del gobernador se llevaron a Jesús al pretorio y reunieron alrededor de él a toda la compañía: lo desnudaron y le pusieron un manto de color púrpura y trenzando una corona de espinas se la ciñeron a la cabeza y le pusieron una caña en la mano derecha. Y doblando ante él la rodilla, se burlaban de él diciendo: "¡Salve, Rey de los judíos!". Luego lo escupían, le quitaban la caña y le golpeaban con ella en la cabeza. Y terminada la burla, le quitaron el manto, le pusieron su ropa y lo llevaron a crucificar» (Mateo 27,27-31).
Texto de san Juan de la Cruz (2 Subida 7,8): «Querría yo persuadir a los espirituales cómo este camino de Dios no consiste en multiplicidad de consideraciones, ni modos, ni maneras, ni gustos, aunque esto en su manera sea necesario a los principiantes; sino en una cosa sola necesaria, que es saberse negar de veras, según lo exterior e interior, dándose al padecer por Cristo y aniquilándose en
todo».
Tercera estación: Jesús cae por primera vez.
- Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
- Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
«Él cargaba y soportaba nuestros dolores, nosotros lo consideramos un castigado por Dios, golpeado y humillado. Pero él fue traspasado por nuestra rebeliones y quebrantado por nuestros crímenes» (Isaías 53,4-5).
Texto de san Juan de la Cruz (Dichos de luz y amor nº 51): «Tú Señor, vuelves con alegría y amor, a levantar al que te ofende, y yo no vuelvo a levantar y honrar al que me enoja a mí».
Cuarta estación: Jesús se encuentra con su madre.
- Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
- Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
«Simeón los bendijo y dijo a María, su madre: "Mira, este está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; será una bandera discutida: así quedará clara la actitud de muchos corazones. Y a ti, una espada te traspasará el alma". Su madre conservaba todo esto en su corazón» (Lucas 2,34-35.51).
Texto de san Juan de la Cruz (Cántico 23,1): «Con gran facilidad y frecuencia descubre el Esposo al alma sus maravillosos secretos, como su fiel consorte, porque el verdadero y entero amor no sabe tener nada encubierto, al que ama. Comunícala principalmente dulces misterios de su Encarnación y los modos y maneras de la redención humana, qué es una de las más altas obras de Dios y así es más sabrosa para el alma».
Quinta estación: El cirineo ayuda a Jesús a llevar la cruz.
- Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
- Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
«Al salir, encontraron a un hombre de Cirene, llamado Simón, y lo forzaron a que llevara la cruz. Jesús había dicho a sus discípulos: "El que quiera venir conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga"» (Mateo 27,32; 16,24).
Texto de san Juan de la Cruz (2 Subida 7,7): «Mi yugo es suave y mi carga ligera, la cual es la cruz. Porque si el hombre se determina a sujetarse a llevar esta cruz, que es un determinarse de veras a querer hallar y llevar trabajo en todas las cosas por Dios, en todo ello hallará grande alivio y suavidad para hallar este camino así desnudo de todo, sin querer nada».
Sexta estación: La Verónica enjuga el rostro de Jesús.
- Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
- Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
«No tenía figura ni belleza. Lo vimos sin aspecto atrayente, despreciado y evitado por los hombres, como un hombre de dolores, acostumbrado a sufrimientos, ante el cual se ocultan los rostros; despreciado y desestimado» (Isaías 53,2-3).
Texto de san Juan de la Cruz (Dichos de luz y amor nº141): «Andar a perder y que todos nos ganen es de ánimos valerosos, de pechos generosos, de corazones dadivosos, es condición dar antes que recibir, hasta que vienen a darse a sí mismos».
Séptima estación: Jesús cae por segunda vez.
- Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
- Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
«Yo he visto la miseria bajo el látigo de su furor. Él me ha llevado y me ha hecho caminar en tinieblas y sin luz. Ha cercado mis caminos con piedras sillares, ha torcido mis senderos. Ha quebrado mis dientes con guijarro, me ha revolcado en la ceniza» (Lamentaciones 3,1-2.9.16).
Texto de san Juan de la Cruz (Dichos de luz y amor nº98): «Ame mucho los trabajos y téngalos en poco por caer en gracia al Esposo, que por ella no dudó en morir».
Octava estación: Jesús consuela a las mujeres.
- Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
- Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
«Jesús se volvió hacia ellas y les dijo: "Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, llorad por vosotras y por vuestros hijos, porque mirad que llegará el día en que dirán: dichosas las estériles y los vientres que no han dado a luz y los pechos que no han criado. Entonces empezarán a decirles a los montes: Desplomaos sobre nosotros; y a las colinas: Sepultadnos; porque si así tratan al leño verde, ¿qué pasará con el seco?"» (Lucas 23,28-31)
Texto de san Juan de la Cruz (Llama 2,28): «¡Oh almas que os queréis andar seguras y consoladas en las cosas del espíritu; si supierais cuánto os conviene padecer sufriendo para venir a esa seguridad y consuelo, y cómo sin esto no se puede venir a lo que el alma desea, sino antes de volver atrás, en ninguna manera buscaríais
consuelo, ni de Dios, ni de las criaturas; más antes llevaríais la cruz».
Novena estación: Jesús cae por tercera vez.
- Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
- Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
«Jesús dijo: "Os aseguro que si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda solo; pero si muere da mucho fruto. El que se apega a su vida la perderá; el que desprecia la vida en este mundo la conservará para la vida eterna"» (Juan 12,24-25).
Texto de san Juan de la Cruz (2 Subida 7,5): «El verdadero espíritu antes busca lo desabrido en Dios que lo sabroso, y más se inclina al padecer que al consuelo y más a carecer de todo bien por Dios que a dulces comunicaciones, sabiendo que eso es seguir a Cristo y negarse a sí mismo, y esotro, por ventura buscarse a sí mismo en Dios, lo cual es harto contrario al amor».
Décima estación: Jesús es despojado de sus vestiduras.
- Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
- Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
«Los soldados lo crucificaron y se repartieron su ropa por sorteo, para ver qué se llevaba cada uno. Así se cumplió la Escritura: Se han repartido mi ropa entre ellos y sortearon mi túnica» (Marcos 15,24).
Texto de san Juan de la Cruz (Cautelas 15): «Conviene que piense que todos son oficiales que están en el convento para ejercitarte y que unos te han de labrar de palabra, otros de obra, otros de pensamientos contra ti, y que en todo esto, tú has de estar sujeto, como la imagen está ya al que la labra, ya al que la pinta, ya al que la dora».
Undécima estación: Jesús, es crucificado.
- Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
- Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
El pueblo estaba contemplando. Los jefes se burlaban y le decían: "¡Salvó a otros, que se salve a sí mismo si es el mesías de Dios, el elegido!". Los soldados también se burlaban de él y, acercándose para ofrecerle vinagre, le decían: "¡Si tú eres el rey de los judíos, sálvate a ti mismo!"» (Lucas 23,35-37).
Texto de san Juan de la Cruz (Cántico 36,12): «El más puro padecer trae más íntimo y puro entender, y por consiguiente más puro y subido gozar; porque es de más adentro saber. Por tanto, no se contentando con cualquier manera de padecer, dice: "Entremos más adentro en la espesura". Es a saber, hasta los aprietos de la muerte».
Duodécima estación: Jesús, muere en la cruz.
- Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
- Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
«Era casi mediodía y se oscureció toda la tierra hasta media tarde, porque el sol había dejado de brillar. La cortina del templo se rasgó por la mitad. Y Jesús, dando un fuerte grito, dijo: "¡Padre, en tus manos entrego mi espíritu!". Y, después de decir esto, expiró» (Lucas 23,44-46).
Texto de san Juan de la Cruz (2 Subida 7,11): «Por lo cual fue necesitado a clamar diciendo: "¡Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?" Este fue el mayor desamparo, sensitivamente, que había tenido en su vida. Y así, en él hizo, la mayor obra que en toda su vida con milagros y obras había hecho, ni en la tierra, ni en el cielo, que fue reconciliar y unir al género humano por gracia con Dios».
Decimotercera estación: Jesús, en los brazos de su madre.
- Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
- Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
«Al atardecer, vino un hombre rico de Arimatea llamado José, quien también se había hecho discípulo de Jesús, y se presentó ante Pilato para pedirle el cuerpo de Jesús. Entonces, Pilato ordenó que se lo entregaran» (Mateo 27,57-58).
Texto de san Juan de la Cruz (Cántico 21,10): «Algunas veces y en algunas sazones, dispensa Dios con ella dándole a sentir cosas y a padecer en ellas, porque más merezca y se enfervore en el amor, como hizo con la Madre Virgen».
Decimocuarta estación: Jesús, es colocado en el sepulcro.
- Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
- Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
«José tomó el cuerpo de Jesús, lo envolvió en una sábana limpia y lo puso en el sepulcro nuevo que había hecho excavar en la roca para sí. Después hizo rodar una gran piedra a la entrada del sepulcro y se fue» (Mateo 27,59-60).
Texto de san Juan de la Cruz (Dichos de luz y amor nº181): «Si quieres ser perfecto, vende tu voluntad y dala a los pobres de espíritu, y ven a Cristo por la mansedumbre y humildad, y síguelo hasta el calvario y sepulcro».
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