Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

viernes, 2 de febrero de 2024

Formas de consagración en la Iglesia


El 2 de febrero, fiesta de la presentación de Jesús en el templo, se celebra también la jornada mundial de la vida consagrada. Los consagrados queremos servir con todas las fuerzas a Dios y a los hermanos, cada uno según su propio carisma y sensibilidad.

Bueno, eso pretendemos todos los cristianos, independientemente del propio estado y vocación. Los consagrados lo queremos vivir como una respuesta concreta a la llamada del Señor, con el deseo de florecer allí donde el Señor nos pide que lo hagamos: en escuelas, en hospitales, en parroquias, en misiones, en residencias de ancianos, en casas de espiritualidad...

No hay una única manera de vivir la consagración. El Espíritu Santo embellece a la Iglesia con multitud de carismas: ermitaños y monjes contemplativos, frailes mendicantes, clérigos regulares, religiosas consagradas a la misión, institutos seculares, sociedades de vida apostólica.

Simplificando mucho, el Catecismo de la Iglesia católica  (nn 914-933) habla de cinco distintas formas de consagración en la Iglesia:

1- Ermitaños. Viven dedicados principalmente a la oración y al trabajo en silencio y soledad. Históricamente, han sido muchos y hoy quedan algunos en distintos lugares.

2- Viudas y vírgenes consagradas. Prometen castidad perpetua y viven, normalmente, en su casa, ocupadas en su trabajo, oración y obras de caridad. Tuvieron importancia en la Iglesia primitiva, después desaparecieron y en nuestros días han resurgido.

3- Vida religiosa. Es el grupo más numeroso. Profesan los votos de castidad, pobreza y obediencia, y viven en comunidad. Entre ellos, podemos distinguir cinco modelos:

        3.1- La vida monástica. Los monjes y las monjas viven en un monasterio, consagrados a la vida contemplativa, al trabajo y a la vida fraterna. Hay unos 50 grupos distintos, que normalmente siguen la regla de san Benito (en occidente) o las de san Pacomio y san Basilio (en oriente).

        3.2- Los canónigos regulares. Hay unos diez grupos distintos, que siguen la regla de san Agustín y se consagran a la oración litúrgica en comunidad y al servicio apostólico de las Iglesias locales.

        3.3- Las Órdenes mendicantes. Hoy hay 16 Órdenes de frailes (es decir, hermanos). Algunos siguen la regla de san Agustín (agustinos, dominicos, siervos de María, mercedarios, hermanos de san Juan de Dios), otros la de san Alberto de Jerusalén (carmelitas), la de san Francisco (menores, conventuales, capuchinos, orden tercera regular), u otras (trinitarios y mínimos).

        3.4- Clérigos regulares. Surgen a partir del siglo XVI, viven en comunidad, pero tienen menos obligaciones comunitarias que los otros grupos de religiosos, para dedicarse plenamente al ministerio sacerdotal (teatinos, barnabitas, somascos, jesuitas, camilianos, escolapios y otros similares).

        3.5- Congregaciones apostólicas. Quieren responder a las urgencias eclesiales (primer anuncio del evangelio, catequesis, misión) y sociales (cuidado de enfermos, indigentes, huérfanos, ancianos, encarcelados). Es el grupo que cuenta con mayor número de institutos: unos 150 masculinos y más de 1270 femeninos.

4- Los institutos seculares. Viven su consagración en el propio ambiente doméstico y laboral, con posibilidad de compartir la vida con otros miembros del propio instituto. Son unos 130.

5- Las sociedades de vida apostólica. No hacen votos religiosos, pero consagran su vida al apostolado y, en muchos casos, viven en comunidad. (las más conocidas son la hijas de la caridad de san Vicente de Paúl y santa Luisa de Marillac).

A estos grupos hay que añadir otros surgidos en los últimos decenios, de más difícil clasificación, en los que conviven sacerdotes, religiosos y familias.

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