La liturgia dominical contemporánea está organizada en tres ciclos, que llamamos "a", "b" y "c", con las lecturas de la misa divididas de tal manera que, a lo largo de tres años, leemos entero en Nuevo Testamento y los principales pasajes de los libros del Antiguo Testamento. Este año corresponde el ciclo "b".
Las primeras lecturas de los domingos de Cuaresma presentan las principales etapas de la historia de la salvación, mostrando la realización progresiva del eterno proyecto de Dios, que se dirige hacia Cristo y culmina en él.
Las segundas lecturas de los domingos de Cuaresma están tomadas de san Pablo, y sirven para iluminar los temas del día con reflexiones del apóstol. La obra de Cristo en él es tan luminosa, que se convierte en «modelo de todos los que habían de creer» (1Tim 1,15-16).
Los tres ciclos comparten argumento los domingos I (retiro de Jesús en el desierto), II (la transfiguración) y VI (entrada de Jesús en Jerusalén y pasión), pero cada año se leen los relatos del evangelista correspondiente.
De alguna manera la escena de las tentaciones (domingo primero) nos recuerda que nuestra realidad humana está sometida a dificultades, contradicciones y sufrimientos, mientras que la escena de la transfiguración (domingo segundo) nos recuerda que la última palabra en nuestras vidas no la pueden tener esas limitaciones, porque estamos destinados a transfigurarnos con Cristo, a revestirnos de su luz y a llenarnos de la vida de Dios.
En las tentaciones, la oposición del diablo a Jesús anuncia el enfrentamiento final en su pasión. Pero la luz que emana del cuerpo transfigurado de Cristo anticipa la gloria de la resurrección.
Las tentaciones nos hablan de nuestra realidad histórica, de nuestra experiencia cotidiana, y la transfiguración nos indica la meta de nuestro caminar. Si perseveramos con Cristo y superamos con él las tentaciones, también nosotros seremos glorificados y viviremos la vida de Dios para siempre.
De esta manera, podríamos decir que los dos primeros domingos de Cuaresma anuncian en inicio y el final de este tiempo litúrgico y de nuestra vida cristiana: las tentaciones y la lucha por ser fieles caracterizan nuestro caminar, pero el triunfo que se manifiesta en la transfiguración anuncia nuestra futura victoria.
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Los evangelios de los domingos de Cuaresma del ciclo "a" (los del año pasado), recogen las catequesis que la Iglesia de los primeros siglos utilizaba en la preparación de los catecúmenos que se preparaban para recibir el bautismo en la noche de Pascua.
Creación y caída de los primeros padres (Génesis 2,7-9; 3,1-7).
Adán y Cristo (Romanos 5,12-19).
Las tentaciones del Señor en el desierto (Mateo 4,1-11).
- Domingo 2:
Vocación de Abrahán (Génesis 12,1-4a).
Dios nos ha llamado desde antes de la Creación (Timoteo 1,8b-10)
La transfiguración (Mateo 17,1-9).
- Domingo 3:
Liberación de la esclavitud de Egipto y camino de Israel por el desierto (Éxodo 17,3-7).
El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones (Romanos 5,1-2.5-8).
La samaritana (Jesús es el agua viva que sacia nuestra sed de felicidad, Juan 4,5-42).
- Domingo 4:
Unción del rey David (1Samuel 16,1b. 6-7. 10-13a).
En otro tiempo erais tinieblas, ahora sois luz en el Señor (Efesios 5,8-14).
El ciego de nacimiento (Jesús es la luz del mundo que nos enseña el camino para alcanzar una vida feliz, Juan 9,1-41).
- Domingo 5:
Promesa de la nueva alianza (Ezequiel 37,12-14).
Dios os ha dado el Espíritu (Romanos 8,8-11).
La resurrección de Lázaro (Jesús es la Vida en plenitud, Juan 11,1-45).
- Domingo 6: Domingo de Ramos
Canto del Siervo de Yavé (Isaías 50,4-7).
Cristo se humilló e hizo esclavo de todos por amor (Filipenses 2,6-11).
Entrada de Jesús en Jerusalén (Mateo 21,1-11) y pasión del Señor (Mateo 26,14-27,66).
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El ciclo «b» (este año) desarrolla los temas relacionados con el misterio pascual de Cristo, quedando así:
- Domingo 1:
La alianza de Dios con Noé y con todos los seres vivos (Génesis 9,8-15).
Las tentaciones del Señor en el desierto (Marcos 1,12-15).
- Domingo 2:
El sacrificio de Isaac y la alianza con Abrahán (Génesis 22,1-2. 9a. 15-18).
La transfiguración (Marcos 9,1-9).
- Domingo 3:
Dios entrega los 10 mandamientos a Moisés (Éxodo 20,1-17).
El templo destruido y reedificado es el cuerpo de Jesús (Juan 2,13-25).
- Domingo 4:
La crisis del exilio en Babilonia (2 Crónicas 36,14-16. 19-23).
Dios ha mandado a su Hijo para salvar al mundo (Juan 3,14-21).
- Domingo 5:
La promesa de una nueva alianza (Jeremías 31,31-34).
El grano de trigo muere para dar fruto abundante (Juan 12,20-33).
- Domingo 6: Domingo de Ramos
Canto del Siervo de Yavé (Isaías 50,4-7).
Entrada de Jesús en Jerusalén (Marcos 11,1-10) y pasión del Señor (Marcos 14,1-15,47).
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El ciclo «c», por su parte, expone la llamada a la conversión, con este esquema:
- Domingo 1:
El credo de Israel: recuerdo de Abrahán, de la salida de Egipto y de la llegada a la tierra prometida (Deuteronomio 26.4-10).
Las tentaciones del Señor en el desierto (Lucas 4,1-13).
- Domingo 2:
La alianza con Abrahán, con la promesa de la tierra y de una descendencia numerosa (Génesis 15,5-12. 17-18).
La transfiguración (Lucas 9,28b-36).
- Domingo 3:
Vocación de Moisés y revelación del nombre de Dios (Éxodo 3,1-8a. 13-15).
Convertirse o perecer (Lucas 13,1-9).
- Domingo 4:
La llegada a la tierra prometida (Josué 5,9a. 10-12).
El hijo pródigo (Lucas 15,1-3. 11-32).
- Domingo 5:
Anuncio del regreso del exilio (Isaías 43,16-21).
La adúltera perdonada (Juan 8,1-11).
- Domingo 6: Domingo de Ramos
Canto del Siervo de Yavé (Isaías 50,4-7).
Entrada de Jesús en Jerusalén (Lucas 19,28-40) y pasión del Señor (Lucas 22,14-23,56).
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