Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

miércoles, 11 de septiembre de 2024

Beata María de Jesús y las carmelitas de Toledo


El 11 de septiembre se celebra la memoria de la beata María de Jesús (López Rivas), a la que santa Teresa de Ávila llamaba cariñosamente "mi letradillo", porque le pedía consejo en cosas delicadas y recibía de ella respuestas muy sensatas. 

Su cuerpo incorrupto se venera en el monasterio de las carmelitas descalzas de Toledo. A continuación presento algunas fotos de su convento.

Fachada, con las puertas de acceso al templo y al monasterio de San José, de carmelitas descalzas de Toledo.

Inscripción en el muro del convento.

Fachada trasera, que da a la huerta y a las murallas de la ciudad.

Interior de la iglesia conventual.

Vista del presbiterio, con el retablo principal y dos retablos laterales en los brazos del crucero.

El retablo mayor de cerca. Santa teresa de Jesús y san Agustín están pintados arrodillados a los pies de la Sagrada Familia de Jesús, María y José. Lo pintó Antonio Pereda en 1641.

Sepulcro de la beata María de Jesús, bajo la reja del coro donde ora la comunidad.

Precioso cuadro del siglo XVII, que representa la transverberación de santa Teresa. En lugar de Cupido o de un ángel, es el Niño Jesús quien dispara sus flechas de amor al corazón de la santa. Se encuentra en un retablo lateral.

Panel cerámico de Talavera en el templo.

Claustro interno del monasterio, desde el que se accede a las habitaciones de las hermanas.

Vistas desde la ventana de una habitación.

Comedor de la comunidad, con hermoso zócalo de cerámica de Talavera.

Sayal del hábito que usaba santa Teresa y se conserva en en el monasterio de Toledo.

Cristo de los lindos ojos, que perteneció a santa Teresa y se conserva en el monasterio de Toledo.

Algunos objetos que pertenecieron a santa Teresa: una carta autógrafa, un tambor para tocar en las recreaciones, una pequeña imagen del Niño Jesús.

Imagen del Niño Jesús que santa Teresa dejó de regalo a la comunidad. Lo llaman "el lloroncico", porque cuentan que lloró la última vez que santa Teresa partió de Toledo, para no volver.

Rueca que la santa usaba para hilar en el convento de Toledo.

Copia manuscrita del Camino de Perfección, realizada por una monja del convento, con correcciones realizadas por la misma santa Teresa.

Sello con el que santa Teresa lacraba sus cartas y documentos. Tiene el anagrama "JHS". En una carta desde Toledo, pide que se lo envíen desde Ávila, porque en Toledo tenían un sello con una calavera y ella dice que no quería sellar sus cartas "con esa muerte" y que prefiere hacerlo "con el dulce nombre de Jesús".

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