Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

domingo, 23 de septiembre de 2018

¿Quién es el más importante?


Hoy es el domingo 25 del Tiempo Ordinario, ciclo "b". En nuestra lectura continuada del evangelio escuchamos que los discípulos discutían sobre quién era el primero, el más importante. 

Se comprende, porque la semana pasada escuchamos que habían confesado a Jesús como el mesías. Si Jesús es el salvador de Israel, su rey y su pastor, los discípulos esperaban participar de su gloria.

Pero Jesús les explica que su mesianismo es el del servicio, el del amor y la entrega, no el del dominio. Por eso pone de ejemplo a los niños, a los pequeños, a los que no cuentan a los ojos del mundo. Esa debe ser nuestra actitud: aceptar nuestra pequeñez y poner nuestra confianza solo en el Señor.

De hecho, la segunda lectura se pregunta: "¿De dónde proceden los conflictos y las luchas que se dan entre vosotros?" Y responde: "De las ambiciones". Y añade: "Donde hay envidia y rivalidad, hay turbulencias y todo tipo de malas acciones".

Pidamos al Señor que nos conceda un corazón sencillo y humilde, como el suyo.

He hablado de las lecturas de hoy en otras ocasiones, como en estas:

- El mesianismo de Jesús. El domingo pasado leímos en el evangelio de la misa el diálogo entre Jesús y sus discípulos: ¿Quién dice la gente que soy yo?, ¿quién soy yo para vosotros. Hoy escuchamos la continuación: Después de que Pedro afirmó que Jesús es el mesías, Él explicó qué tipo de mesianismo es el suyo. Sus contemporáneos esperaban un mesías poderoso, como David, que debería restablecer el reinado de Israel y acabar con la dominación romana. Pero Jesús se presenta como un mesías humilde, que viene a servir, que debe padecer y morir por los pecadores. Es el primer anuncio de la pasión, al que seguirán otros dos (Mc 9,30-32; 10,32-34). Esto provocará una crisis entre los discípulos, ya que iba contra sus ideas. Pedro rechaza que el mesías pueda sufrir, y se lo hace saber. Como la mayoría, esperaba un mesías triunfante, por lo que intenta convencer a Jesús de que se aparte de la vía del sufrimiento. Es la misma tentación que le había presentado el diablo después del bautismo. Por eso, Jesús le llama Satanás y le dice que esa manera de pensar corresponde a los hombres y no a Dios...

- El que acoge a un niño en mi nombre me acoge a mí. En el evangelio de hoy aparece la enseñanza de Jesús a sus discípulos: él será entregado en manos de los hombres, lo matarán y resucitará al tercer día. Pero es él mismo el que determina su destino, no sus enemigos; y lo hace con una libertad suprema, como obra de su voluntad firme y decidida, obediente a Dios. Los discípulos, después de haber oído esta enseñanza sin haber comprendido una palabra de la misma, discuten entre sí sobre quién es el más grande o el más importante. Ser grande y poderoso se opone a la paciencia y a la moderación de que Cristo hace gala...

No hay comentarios:

Publicar un comentario