Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

domingo, 5 de septiembre de 2021

No hagáis acepción de personas


El apóstol Santiago, en la segunda lectura de la misa de hoy (domingo 23 del Tiempo Ordinario, ciclo "b"), nos pide que no tengamos favoritismos hacia los ricos o hacia los que nos caen bien. Por el contrario, si hemos de preferir a alguien, que sea a los más débiles, porque "¿acaso no eligió Dios a los pobres?"

De hecho, en el evangelio de hoy se narra que Jesús curó a un sordomudo pagano, que no era judío. Él tiene compasión de todos y quiere la salvación de todos. Y los cristianos deberíamos comportarnos como él.

El salmo responsorial afirma: "El Señor hace justicia a los oprimidos, da pan a los hambrientos, liberta a los cautivos, abre los ojos al ciego... sustenta al huérfano y a la viuda..."

Este debería ser nuestro programa de vida: tener compasión de todos, ayudar a los que podamos, pasar por el mundo haciendo el bien, como nuestro Señor y modelo de vida: Jesucristo.

Ya he comentado el evangelio de hoy en esta entrada:


Todo lo ha hecho bien; hace oír a los sordos y hablar a los mudos. Por un lado, estamos de nuevo en la situación del Génesis, cuando se afirma que "Dios vio lo que había hecho, y era bueno". La obra creadora de Dios es buena y la obra redentora de Jesús también es buena. De alguna manera, Jesús con sus obras prodigiosas restaura la armonía original del proyecto de Dios, establece el Paraíso en la tierra. Por otro lado, es significativo que quienes dicen esto son paganos, no-judíos, gente de la Decápolis, extranjeros entre los que Jesús hizo el milagro. Dios quiere salvar a todos y Jesús se dirige a todos. También la Iglesia debe hacer lo mismo: anunciar el evangelio y actuar con misericordia en todos los ambientes, sin hacer acepción de personas, tal como nos pide Santiago en la segunda lectura.

Sobre los milagros de Jesús en general hablé en esta entrada:

Los milagros de Jesús. Los evangelios recogen numerosas narraciones de milagros (curaciones de enfermedades, expulsiones de demonios, resurrecciones…), pero solo aparece la palabra teras (milagro, prodigio) una vez, para descalificarla (Jn 4,48). A lo que nosotros llamamos «milagro» los evangelistas lo llaman dynamis (acto de poder) y san Juan semeion (signo) o, cuando habla el mismo Jesús, ergon (obra). Se entiende su significado solo desde la fe y a la luz de la palabra...

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