Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

lunes, 27 de noviembre de 2023

Monasterio cisterciense de Santa María de Huerta (Soria)

En esta foto aérea se pueden ver las dependencias del monasterio cisterciense de Santa María de Huerta, que se encuentra en la provincia de Soria, lindando con la de Zaragoza. Primero fue tierra de frontera con los musulmanes y después era la frontera entre los reinos de Castilla y de Aragón, por lo que siempre había guerras en la zona. Es un edificio tan singular, que me ha costado trabajo elegir solo 52 fotografías para acompañar esta entrada. Pondría muchas más, pero sería excesivo. 

En este dintel, que estaba sobre la antigua puerta de entrada al refectorio de los conversos y hoy se encuentra en el claustro herreriano, está escrito: "Ale[phonsus] hisp[aniarum] rex, pp[iissimus] catho[licus] fun[davit] a[nno] 1142", que significa: Alfonso, piadosísimo rey católico de España, fundó [este monasterio] el año 1142. Encima hay un escudo de Castilla y León del año 1547.

La inscripción recuerda que el rey Alfonso VII de León y Castilla (llamado "el emperador") quiso que se construyera allí ese monasterio como «frontera de Dios», para que los ejércitos cristianos de Castilla y Aragón no se pelearan en la zona, sirviendo de unión espiritual y separación geográfica entre ambos reinos, por lo que el año 1142 trajo una comunidad de monjes franceses.

El primer edificio era pequeño y pobre, pero el rey Alfonso VIII de Castilla puso la primera piedra del edificio actual en 1179, siendo abad del monasterio san Martín de Finojosa, que está enterrado en el presbiterio de la iglesia. 

El monasterio conserva un núcleo de los siglos XII y XIII en buen estado, con añadidos de los siglos siguientes, que fueron engrandeciendo y embelleciendo el recinto. Santa María de Huerta llegó a ser el monasterio cisterciense más grande de Europa. 

Son muchos los reyes que favorecieron al monasterio, como Alfonso II de Aragón en el siglo XII, Enrique I de Castilla y Pedro II de Aragón en el siglo XIII, Carlos V y Felipe II  en el siglo XVI. Sus retratos, esculpidos en piedra y pintados en lienzos, están repartidos por el monasterio.

Todas las dependencias del monasterio estaban rodeadas por una gran muralla almenada con ocho torres defensivas, de la que se conserva una buena parte. Esta es la puerta principal. La parte baja es del siglo XVI, el segundo cuerpo es del siglo XVIII y el Sagrado Corazón que remata el conjunto, de principios del siglo XX.

Esta es la "cilla", que conserva los muros, arcos de piedra, techumbre de madera y algunas grandes tinajas para guardar el trigo, el vino y el aceite del siglo XII. Hoy se puede ver un precioso vídeo y contemplar una parte musealizada en esta amplia sala.

También del siglo XII es el comedor de los hermanos conversos o "legos". A diferencia de los monjes de coro, los legos eran los que no sabían leer, por lo que no estaban obligados a rezar el oficio divino (en su lugar rezaban cierto número de padrenuestros cada día) y se ocupaban de los trabajos manuales en las granjas y huertas. Tenían comedor y dormitorios aparte.

Este es el comedor de los monjes de coro, que eran unos cien. Fue construido en el siglo XIII y es la estancia más fotografiada del monasterio, de gran armonía y luminosidad. Debido a su magnífica acústica, durante el verano se utiliza como sala de conciertos.

Aquí se puede ver el refectorio desde la cabecera hacia la puerta de entrada. Destacan la escalera y el púlpito, desde el que se leía la Biblia durante las comidas. Obra del siglo XIII como el resto de la estancia.

La magnífica puerta de entrada al refectorio, tan bella como la de entrada a la iglesia.

Entre el refectorio de los monjes "legos" y el refectorio de los monjes "de coro" está la cocina, una de las pocas que se conservan en el mundo tal como era en el siglo XIII, con su gran campana (chimenea) en el centro de la sala.

Como sucedía con todos los templos antiguos, la iglesia comenzó a construirse por los ábsides, que conservan su estructura románica del siglo XII.

La fachada principal de la iglesia es una obra de transición del románico al gótico, levantada a principios del siglo XIII, aunque el pórtico techado que la precedía y la parte izquierda desaparecieron al hacerse una ampliación del monasterio en el siglo XVI. Allí estuvo el palacio abacial. Hoy es la hospedería.

El interior de la iglesia refleja en la arquitectura y en la decoración la evolución de los gustos artísticos a lo largo de los siglos. Aquí puede apreciarse la reja del siglo XVIII, que separaba la zona dedicada a los monjes (desde la reja hasta el presbiterio) y la reservada para los fieles (desde la reja hasta la entrada). El templo mide 67 metros de largo y 47 de ancho en el crucero.

Las bóvedas del crucero conservan la desnudez típica de la arquitectura cisterciense de los orígenes. Una pureza arquitectónica sin adornos, que produce una profunda sensación de limpieza, luminosidad y armonía.

La antigua sala capitular del siglo XII fue transformada en sacristía en el siglo XVI. Es más grande y espectacular que muchas iglesias. El retablo central representa la lapidación de san Esteban.

El retablo principal, realizado por el escultor Félix Malo, es una impresionante obra barroca del siglo XVIII. Está dedicado a la asunción de la Virgen María al cielo. San Benito, san Bernardo y otros santos ocupan sendas hornacinas. A los lados están los sepulcros de Las bóvedas y paredes del presbiterio están decoradas con frescos renacentistas y barrocos. A nuestra derecha está el sepulcro de san Martín de Finojosa y a nuestra izquierda el de su sobrino don Rodrigo Jiménez de Rada.

Los frescos de la bóveda del presbiterio representan a los cuatro evangelistas. Fueron realizados el año 1580 por el artista italiano Bartolomé de Matarana. En los muros laterales se representan escenas de la batalla de las Navas de Tolosa.

La iglesia tiene cinco ábsides, con hermosos retablos barrocos. El que está a la izquierda del todo, junto a la sacristía, en el de san Miguel arcángel. En el ático está representado el evangelista san Juan y a los lados del arcángel santa Ana con la Virgen Niña en brazos y san José con el Niño Jesús en brazos.

El siguiente de la izquierda, al lado del altar mayor, recoge el altar de san Pedro, vestido de pontífice, rodeado de otros apóstoles.

A la derecha del altar mayor está la capillas san Martín de Tours, montado a caballo y compartiendo la capa con un mendigo.

Más a la derecha, junto a la capilla de las reliquias, está la de santa María Magdalena, que conserva interesantes pinturas medievales.

En la predela, está representada esta interesante escena, en la que dan la unción de enfermos a un moribundo. Muy cerca también están pintados el momento del funeral y del entierro.

A los pies del templo hay varios retablos, como estos, dedicados a san Juan Bautista y a san Norberto. Recordemos que antiguamente cada sacerdote tenía que celebrar su misa, ya que no había concelebraciones.

Este retablillo está dedicado a san Benito, padre de los monjes de occidente.

Otros retablos que se pueden observar bajo el coro del templo, junto a la puerta de entrada.

Algunos retablos más en el sotocoro.

A los pies del templo, junto al coro, llama la atención el gran órgano barroco, del año 1633, típico español, con la trompetería horizontal.

La sillería del coro es del siglo XVI, tallada en madera de nogal, tiene cien asientos, cincuenta en alto y cincuenta en bajo. En medio del coro hay un gran facistol.

Los respaldos, las estípites y las misericordias están elaboradas con mucha delicadeza, que solo se aprecia al acercarse.

Como todos los salmos se cantaban de pie, en cada sitial hay una "misericordia" en la que podían apoyarse. Todas son distintas entre sí. Después se bajaba la tabla y permanecían sentados durante las lecturas.

Muchos miembros de la nobleza, como los duques de Medinaceli, se hicieron enterrar en las capillas de la iglesia y en el claustro. Este es sepulcro original de don Rodrigo Jiménez de Rada, arzobispo de Toledo, que participó en la batalla de las Navas de Tolosa, fallecido en París el año 1201. En el siglo XVI, sus restos fueron trasladados a un nuevo sepulcro en el presbiterio.

Hermosa pila bautismal románica, que se conserva en la capilla del arcángel san Miguel.

El claustro "de los nobles" es gótico en la planta baja (del siglo XIII) y plateresco en la primera planta (del siglo XVI). 

Es llamado claustro "de los nobles" porque en la parte gótica están enterrados muchos personajes importantes de aquella época.

Una de las tumbas del claustro con una interesante inscripción que, traducida, dice: "García de Vera, gracias al cual aumentaron de modo considerable tanto el prestigio de los caballeros como el cultivo de la sabiduría... Sus recuas de mulos, caballos y asnos dan testimonio del poderío que alcanzó... Ruge en esta tumba un fiero león para los lascivos y una tierna paloma para los débiles... Falleció el 16 de julio del año del Señor de 1265".

La parte renacentista, además de los numerosos medallones con personajes históricos y ficticios, así como de animales reales y mitológicos, tiene un precioso artesonado de madera.

Detalle de un pajarillo alimentando a su cría en el nido, en el ábaco del capitel de una columna del claustro plateresco.

También me llamó la atención esta cabeza de jabalí labrada en la cornisa del claustro plateresco.

En este medallón se puede observar un soldado con un complejo casco calado en la cabeza.

Medallón con la cabeza de Josué, que introdujo a Israel en la Tierra Prometida.

El claustro herreriano es de principios del siglo XVII. En el piso de arriba está la parte que hoy ocupan los monjes. Todo lo demás se dedica a hospedería y a museo.

Como en el resto del edificio, en la parte superior del claustro herreriano se conservan numerosas pinturas y obras de arte.

Entre los personajes cistercienses representados en los cuadros, me llamó la atención este, ya que la Virgen apoya su mano en la calva del monje, dándole ánimos.

Santiago peregrino arrodillado a los pies de la Virgen del Pilar, con ángeles tocando instrumentos.

Cuando en el siglo XVI se transformó la antigua sala capitular en sacristía, se hizo otra sala para las reuniones comunitarias en el primer piso. Hoy se utiliza para conferencias y encuentros de los amigos del monasterio.

La capilla donde actualmente reza la comunidad es la antigua biblioteca del monasterio.

La Virgen de la capilla es una impresionante talla gótica en piedra, de más de dos metros de altura.

La comunidad celebrando la eucaristía.

Horario de la comunidad. Los huéspedes pueden participar en los siete momentos diarios de oración con los monjes.

La actual biblioteca de la comunidad, lugar de estudio y reflexión.

En el siglo XVI, al mismo tiempo que se construyó el claustro superior en la parte de los monjes y se transformó la antigua sala capitular en sacristía, se construyó la la escalera real donde antiguamente estaba el "calefactorio", donde los monjes se calentaban durante el invierno y donde tenían la tinta para escribir los libros, para que no se congelara.

El comedor de la hospedería. Aquí almorzamos los religiosos y religiosas de Soria, que tuvimos retiro con el padre abad el pasado sábado 24 de noviembre. Fue una preciosa jornada de reflexión, oración y convivencia.

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