El 29 de junio conmemoramos en una única fiesta a los santos apóstoles Pedro y Pablo, que son considerados «columnas de la Iglesia». Esta fiesta celebra el misterio de la Iglesia, su identidad, que es «apostólica», fundada sobre el cimiento de los discípulos de Jesús y sobre la comunión con los obispos, que son sus sucesores.
La Iglesia es apostólica porque está fundada sobre el testimonio de los apóstoles (palabra griega que significa «mensajeros», «enviados») y es guiada por los sucesores de los apóstoles, que son los obispos, en comunión con el papa, el sucesor de Pedro, a quien Cristo aseguró: «Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará» (Mt 16,18).
Pedro y Pablo eran muy distintos entre sí e incluso tuvieron duros enfrentamientos entre ellos, pero a los dos les unió su amor incondicional por Cristo, al que sirvieron de corazón hasta la muerte. Sobre el testimonio de los dos se construye la Iglesia, tal como reza la liturgia del día.
Elogio del día, del martirologio romano. Solemnidad de san Pedro y san Pablo, apóstoles. Simón, hijo de Jonás y hermano de Andrés, fue el primero entre los discípulos que confesó a Cristo como Hijo de Dios vivo, y por ello fue llamado Pedro. Pablo, apóstol de los gentiles, predicó a Cristo crucificado a judíos y griegos. Los dos, con la fuerza de la fe y el amor a Jesucristo, anunciaron el evangelio en la ciudad de Roma, donde, en tiempo del emperador Nerón, ambos sufrieron el martirio: Pedro, como narra la tradición, crucificado cabeza abajo y sepultado en el Vaticano, cerca de la vía Triunfal, y Pablo, degollado y enterrado en la vía Ostiense. En este día, su triunfo es celebrado por todo el mundo con honor y veneración.
- Tú que perdonaste a Pedro cuando renegó de ti. Señor, ten piedad.
- Tú que convertiste a Pablo en apóstol tuyo. Cristo, ten piedad.
- Tú que por la sucesión apostólica nos aseguras el perdón de los pecados. Señor, ten piedad.
Oración colecta. Señor, tú que nos llenas de santa alegría en la celebración de la fiesta de san Pedro y san Pablo, haz que tu Iglesia se mantenga siempre fiel a las enseñanzas de aquellos que fueron fundamento de nuestra fe cristiana. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.
Oración sobre las ofrendas. Haz, Señor, que la oración de tus apóstoles acompañe esta ofrenda que te presentamos y nos vuelva agradables a ti, al celebrar este santo sacrificio. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Prefacio. En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno por Cristo, Señor nuestro.
Porque en los apóstoles Pedro y Pablo has querido dar a tu Iglesia un motivo de alegría: Pedro fue el primero en confesar la fe; Pablo, el maestro insigne que la interpretó; aquel fundó la primitiva Iglesia con el resto de Israel, este, la extendió a todas las gentes.
De esta forma, Señor, por caminos diversos, los dos congregaron la única Iglesia de Cristo, y a los dos, coronados por el martirio, celebra hoy tu pueblo con una misma veneración.
Por eso, con todos los ángeles y santos, te alabamos proclamando sin cesar: Santo, Santo, Santo...
Oración después de la comunión. Concede, Señor, a los que has alimentado con este sacramento, la gracia de vivir de tal modo en tu Iglesia que, perseverando en la fracción del pan y en la doctrina de los apóstoles, tengamos un solo corazón y una sola alma, arraigados firmemente en tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
De los sermones de san Agustín, obispo. El día de hoy es para nosotros sagrado, porque en él celebramos el martirio de los santos apóstoles Pedro y Pablo. No nos referimos, ciertamente, a unos mártires desconocidos. A toda la tierra alcanza su pregón y hasta los límites del orbe su lenguaje. Estos mártires, en su predicación, daban testimonio de lo que habían visto y, con un desinterés absoluto, dieron a conocer la verdad hasta morir por ella.
En un solo día celebramos el martirio de los dos apóstoles. Es que ambos eran en realidad una sola cosa, aunque fueran martirizados en días diversos. Primero lo fue Pedro, luego Pablo. Celebramos la fiesta del día de hoy, sagrado para nosotros por la sangre de los apóstoles. Procuremos imitar su fe, su vida, sus trabajos, sus sufrimientos, su testimonio y su doctrina.
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