Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

viernes, 11 de septiembre de 2020

Beata María de Jesús, el "letradillo" de santa Teresa


El 11 de septiembre se celebra la fiesta de la beata María de Jesús López Rivas, carmelita descalza compañera de santa Teresa de Jesús, que la llamaba cariñosamente "mi letradillo" por su sabiduría. Hasta el año pasado era el día 12, pero con el nuevo calendario aprobado por la Santa sede en julio de 2019, ha pasado a celebrarse el día 11.

He hablado de ella en otras ocasiones. Pueden consultar las entradas haciendo un click sobre los títulos:


- 11 de septiembre. Beata María de Jesús, o.c.d. Monición y oraciones de la misa. María de Jesús López Rivas nació en Tartanedo (Guadalajara, España), el año 1560. Fue recibida por santa Teresa en el monasterio de Toledo y allí falleció a los 80 años. Muy estimada por la Santa, quien la llamaba «mi letradillo», por su sabiduría espiritual y don de consejo. Gobernó el monasterio durante varios años y pasó por la humillación de ser calumniada y destituida, conservando en todo momento la paciencia y el amor a quienes la perseguían. Alcanzó un altísimo conocimiento de los misterios divinos y una fuerte vivencia de la pasión del Señor, con dolores en pies, manos y costado. Fue beatificada en 1976.

- Beata María de Jesús López Rivas. Algunos datos de su vida. Entró con 17 años en el monasterio de Toledo. Santa teresa escribió a la comunidad diciendo que enviaba una joven con 5.000 ducados de dote, pero que la tenía en tanta consideración que pagaría de buena gana 50.000 para quedársela en San José de Ávila. Estuvo enferma toda su vida, pero esto no le impidió ser sacristana, enfermera, maestra de novicias y priora. Murió con casi 80 años...

Beata María de Jesús y las carmelitas de Toledo. Con fotos de su monasterio toledano, al que santa Teresa llamaba "mi quinta" porque era la quinta fundación, pero "quinta" significa finca de recreo.

Oremos. Oh Dios, que otorgaste a la beata María de Jesús el don de la contemplación de los misterios de tu Hijo, hasta reflejar en sí misma la imagen de su amor; concédenos, por su intercesión, una fe que busque en todo a Jesús, y un amor que lo haga presente entre nosotros. Por nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

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