Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

jueves, 1 de julio de 2021

La Virgen del Carmen y la gente del mar


Queridos hermanos: la fiesta de nuestra patrona, Nuestra Señora del Carmen, es una llamada a dar testimonio del nuestra fe con la celebración gozosa de este día en todos nuestros puertos y parroquias marineras.

Es una tradición inmemorial que nos legaron nuestros mayores, como uno de los frutos más logrados de una fe que se fue haciendo cultura en todos nuestros pueblos marineros a lo largos de tantos años. Por ello, os invito a todos los hombres y mujeres del mar a un compromiso firme para recuperar en todas nuestras parroquias y pueblos marineros la celebración festiva de nuestra fiesta, la de nuestra madre y patrona, Nuestra Señora del Carmen.

En todos nosotros permanecen imborrables los recuerdos de aquellas fiestas del Carmen a las que, cuando éramos niños, acudimos llevados de la mano por nuestros padres y abuelos. Esos recuerdos no solo nos han acompañado a lo largo de toda nuestra vida, sino que han sido, en tantas ocasiones, una ayuda insustituible en momentos difíciles de nuestra fe y de nuestra vida.

Cuando renovamos esos recuerdos en la celebración de la fiesta de Nuestra Señora del Carmen de cada año, la fe se va haciendo cada vez más parte esencial de nuestra vida con el paso de los años.

Por tanto, para nosotros, hombres y mujeres del mar, la llamada que nos hace el papa Francisco para que seamos testigos de la alegría del evangelio, es una invitación a mantener viva la devoción a nuestra patrona, como un tesoro de gozosa protección y de cariño filial en el que nos educaron nuestros seres más queridos.

Una tarea irrenunciable de nuestra vida cristiana es la transmisión de la fe, especialmente a nuestros niños y jóvenes. Esa transmisión de la fe hay que llevarla a cabo en la vida y desde la vida. Transmitir la fe entre nosotros, gentes del mar, es parte de nuestra vida misma y tenemos que hacerla desde nuestras costumbres y devociones, desde nuestro modo de ver la vida y desde nuestras más arraigadas convicciones. Por ello, educar a nuestros niños y a nuestros jóvenes en el cariño y en la devoción a nuestra patrona, Nuestra Señora del Carmen, es el camino más auténtico que tenemos para transmitirles nuestra fe.

Carta de monseñor Luis Quinteiro Fiuza, obispo de Tui-Vigo y promotor del apostolado del mar en España. 

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