Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

jueves, 22 de julio de 2021

Aclarando la identidad de santa María Magdalena


La Iglesia celebra el 22 de julio la memoria de santa María Magdalena y el 29 de julio la memoria de santa Marta de Betania, la hermana de Lázaro. La cercanía de las dos celebraciones y otros motivos han llegado a identificar a María Magdalena con María de Betania. Pero, aunque muchas personas la confundan, María Magdalena (o de Magdala) no es la misma que María de Betania. 

De hecho Magdala está en Galilea, al Norte de Israel, junto al lago de Tiberíades y Betania está en Judea, al sur de Israel, junto a Jerusalén. Es como si confundiéramos a María "la de Barcelona" con María "la de Sevilla". Tienen el mismo nombre, pero provienen de lugares distintos y lejanos geográficamente.

El evangelio tampoco dice que María Magdalena fuera una gran pecadora ni mucho menos una prostituta. Solo dice que Jesús expulsó de ella "siete demonios", pero eso puede significar el perdón de algún pecado o la sanación de alguna enfermedad.

Es verdad que en una ocasión una mujer pecadora ungió los pies de Jesús, en otra ocasión María de Betania ungió su cabeza y en otra ocasión lo hizo una mujer anónima... pero no tenemos que confundirlas. Eso de las unciones con aceites perfumados era un gesto de veneración muy común en la Biblia.

En los evangelios, Jesús tiene discípulos y discípulas, enseña y sana a unos y a otras, nunca discriminó a nadie por motivo de su sexo ni permitió que lo hicieran otros. Como dice santa Teresa de Jesús, "en ellas encontró la misma fe que en los hombres y más amor que en ellos".

Jesús las trató como a seres humanos, respetándolas, acogiéndolas entre sus discípulos, enseñándoles, liberándolas. Hizo con ellas lo mismo que con los leprosos, los pecadores, los niños... en definitiva, con todos los débiles, los que no cuentan. En el evangelio no se idealiza a las mujeres, pero tampoco se las subordina a los varones. No hay distinción de personas a causa del sexo.

Cuando los evangelios hablan de "los" discípulos suelen nombrar el primero a Pedro, al que todos reconocían un tipo de liderazgo. Cuando los evangelios hablan de "las" discípulas suelen nombrar la primera a María Magdalena, a la que todos reconocían otro tipo de liderazgo.

Algunos discípulos, como Juan o María Magdalena, dejaron todo y siguieron a Jesús por los caminos; otros, como Lázaro, Marta y María de Betania, también fueron discípulos de Jesús, pero permanecieron en sus casas y en sus trabajos, siguiéndole y sirviéndole de otra manera. Unos no son más importantes que otros. Sencillamente amaron a Jesús de manera distinta, según la vocación personal de cada uno.

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