San Juan Evangelista cuenta que san Juan Bautista bautizaba en el río Jordán, junto a la antigua ciudad de Betania en Jordania (no la población del mismo nombre en Judea, donde vivían Lázaro, Marta y María).
Juan bautizaba en «Betania, al otro lado del Jordán» (Jn 1,28). Esta pequeña localidad estaba situada en la desembocadura del Jordán en el Mar Muerto, frente a Jericó, a los pies del Monte Nebo, desde el que Moisés divisó la Tierra Prometida, antes de morir.
El lugar es estratégico, ya que es el único vado que permitía atravesar el río Jordán, aprovechando que el caudal disminuía a causa de la evaporación y del aprovechamiento del agua durante su curso. En nuestros días se alza en el lugar el puente Allenby - Rey Hussein, que une Jordania con Israel.
Se trata de un lugar profundamente simbólico, ya que por allí cruzaron los patriarcas en cada uno de sus viajes entre Mesopotamia y Canaán.
Se trata de un lugar profundamente simbólico, ya que por allí cruzaron los patriarcas en cada uno de sus viajes entre Mesopotamia y Canaán.
Antes de cruzar el río y entrar definitivamente en la Tierra Prometida, Jacob luchó allí con el ángel, que le cambió su nombre por Israel.
Más tarde, por allí penetraron los judíos, guiados por Josué, en la tierra de promisión.
Desde allí el profeta Elías fue arrebatado al cielo, al terminar su misión.
Eliseo pidió a Naamán que se bañara en el Jordán para curar su lepra.
También los desterrados atravesaron el río por el paso de Betania cuando marcharon al exilio y por allí debe atravesar la calzada que, cruzando el desierto, llevará al pueblo de regreso a la Tierra Santa.
No es extraño que Juan Bautista eligiera ese lugar para realizar su ministerio. Así, su bautismo relaciona la próxima manifestación del mesías con los patriarcas, el Éxodo y los profetas.
Tampoco debemos olvidar que se encuentra junto a la desembocadura del Jordán en el Mar Muerto, en el lugar más bajo de la tierra, a unos 400 metros bajo el nivel del mar.
Tampoco debemos olvidar que se encuentra junto a la desembocadura del Jordán en el Mar Muerto, en el lugar más bajo de la tierra, a unos 400 metros bajo el nivel del mar.
Hasta allí desciende Jesús, a lo más hondo. Recordemos que san Pablo dice que Cristo «bajó a las regiones inferiores de la tierra» (Ef 4,9), para indicar su descenso a nuestra profunda situación de pecado y muerte.
Orígenes, interpretando etimológicamente la palabra Jordán como «nuestro descenso», comenta que, en su bautismo, el Logos (el Verbo de Dios) ha entrado en nuestra postración, en la situación de bajeza a la que nos había introducido el pecado.
A san Carlos de Foucauld le gustaba repetir que Jesús ocupó el último lugar y, desde entonces, nadie se lo ha quitado.
En esta fotografía pueden ver algunos restos arqueológicos de los edificios cristianos que se han levantado desde la antigüedad en dicho enclave, muchas veces destruidos y reedificados a lo largo de los siglos.
En esta fotografía está tomada desde el lado israelí. lo que se ve al otro lado del río es Jordania. Aquí la frontera es solo una cuerda con boyas colocada en mitad del río:
Esta foto está tomada desde el lado jordano, por lo que se ve el lado israelí:
Hasta hace pocos años, estaba prohibida la entrada a este lugar (excepto una vez al año, el día de Epifanía). Los alrededores estaban sembrados de minas y los ejércitos de Israel y Jordania no permitían el paso a la zona, pero últimamente se han limpiado los campos de minas, se permite el acceso, se están restaurando los edificios antiguos y se están construyendo templos nuevos de las distintas confesiones cristianas a uno y otro lado, tal como se puede ver en esta foto:
Interior de la iglesia greco-ortodoxa del lado de Jordania:
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