Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

viernes, 19 de agosto de 2022

Cigüeñas en Soria


Antiguamente, las cigüeñas venían a España a principios febrero y emigraban a África a finales de agosto. Con el cambio climático, las pobres andan confundidas. Desde hace muchos años, las más mayores se quedan a pasar el invierno en España y solo las más jóvenes emigran.

Aunque estamos a mediados de agosto, hace dos días pasaron por Soria algunos centenares de cigüeñas que iban hacia el sur. Al salir de la misa de la tarde, todos nos quedamos sorprendidos al verlas descansar en los tejados, árboles y jardines de alrededor de la iglesia. Pasaron aquí la noche y, antes del amanecer, al día siguiente continuaron su viaje.

Los poetas las han cantado muchas veces. Antonio Machado habla de ellas al menos en diez poemas distintos. Aquí recojo uno simpático, bien conocido:

¡Oh tarde luminosa!
El aire está encantado.
La blanca cigüeña
dormita volando,
y las golondrinas se cruzan, tendidas
las alas agudas al viento dorado,
y en la tarde risueña se alejan
volando, soñando...
Y hay una que torna como la saeta,
las alas agudas tendidas al aire sombrío,
buscando su negro rincón del tejado.
La blanca cigüeña,
como un garabato,
tranquila y disforme, ¡tan disparatada!,
sobre el campanario.

Les pongo algunas fotos para que las vean.

La espadaña y el tejado de nuestra iglesia del Carmen.

La torre del palacio de los condes de Gómara, enfrente de nuestro templo.

Las casas de nuestra plaza.

Asomándose desde los tejados a la calle.

Estaban por todos los sitios, ocupando todos los espacios que encontraban.

Eran tantas, que llenaban el cielo.

La gente, al salir de misa, se quedó sorprendida ante tantos visitantes inesperados.

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