Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

jueves, 11 de agosto de 2022

Poesías a santa Clara de Asís


Les presento cinco himnos tomados de la liturgia franciscana para la fiesta de santa Clara de Asís.

Te bendecimos, Padre,
Dios del cielo y la tierra,
lo escondido a los sabios,
a los pobres revelas.

Hermana Clara, dinos la fuente
donde se abreva tu corazón.
Es la riqueza de la pobreza:
dejarlo todo y seguir a Dios.

Hermana Clara, lámpara viva,
¿cómo se enciende tu corazón?
Con la belleza de la pureza
los ojos limpios verán a Dios.

Hermana Clara, viña elegida,
¿por qué florece tu corazón?
En el presente vive el futuro,
el hoy que fluye del hoy de Dios.

Hermana Clara, flor de la Iglesia,
que tanto quiere nuestro Señor.
Te dio la palma con la azucena,
le diste todo lo que te dio.

Clara, plantita de san Francisco,
tienes raíces que no se ven,
y de ellas brotan flores y frutos
mientras, ocultas, crecen sin ver.

Hermana Clara, Cristo en tus manos,
Eucaristía te enardeció.
Que nos alcancen tus bendiciones
y bendigamos siempre al Señor. Amén.

******

Es la esposa del Rey la virgen Clara,
virgen y esposa cual la Iglesia santa,
para el divino Amor su sueño es vela,
y canto el despertar antes del alba.

Ni muro ni castillo aquel recinto
que en caridad congrega a las hermanas;
es San Damián bello jardín, clausura
para el coloquio santo de la amada.

Aquí palpita el mundo doloroso
en el cuerpo de Clara y su plegaria;
junto al altar, junto a la cruz es madre,
y en silencio engendra, gime, abraza.

Pobre de corazón, como en Belén
nuestro Señor nacido en unas pajas,
pobre como en la cruz el Dios Altísimo
que se nos da sin retenerse nada.

Hermana de los ángeles, contempla
al Vencedor con cara iluminada,
y en el desierto clama peregrina:
«¡Tráeme al olor de tu fragancia!»

Que Cristo se levante, inmenso, santo,
que derrame la luz de su mirada:
¡ la Iglesia te bendice, bienamado,
y en ti se goza con la virgen Clara! Amén.

******

Me pensaste desde siempre,
Señor de la eterna alba,
y me creaste en el tiempo
con amor, a tu hora exacta.
Gracias porque me pensaste;
porque me creaste, gracias.

Me cuidaste como un padre
a su hija muy amada,
y me infundiste tu Espíritu
para fuego de mi llama.
Gracias porque me pensaste;
porque me creaste, gracias.

Gracias por mi tierra umbra
y por mi nombre de Clara,
por mi Padre San Francisco
y por mis tantas hermanas.
Gracias, porque me pensaste;
porque me creaste, gracias.

Por mi vida, por mi muerte,
por mi bienaventuranza,
por ti mismo, por tu gloria
conocida y ensalzada…
¡Gracias porque me pensaste!
¡Porque me creaste, gracias!

******

Loado seas, mi Señor,
por nuestra hermana Clara
que, joven, rica y noble,
se abrazó por tu amor a la pobreza santa.

Loado seas, mi Señor,
por su fuga amorosa en la noche estrellada,
por el despojo alegre de su cabellera
y por su virginal ofrenda enamorada.

Loado seas, mi Señor,
porque enseñó de vida y de palabra
a ser lo que quería:
tu hija, tu madre, tu esposa y tu hermana.

Loado seas, mi Señor,
porque te amó en tu cruz hasta las lágrimas,
y, orándote, hasta el éxtasis,
y hasta el temblor, de asombro, si te comulgaba.

Loado seas, mi Señor,
porque te complaciste tanto en su mirada,
que suscitaste por doquier
miles y miles a su semejanza.

Loado seas, mi Señor,
por su vida penitencial y liberada,
y por su muerte alegre
de verte, Rey glorioso, cara a cara.

¡Loado seas, mi Señor,
Padre celeste, y Filial Palabra,
y Espíritu de Amor!
¡A ti el honor, la gloria, la alabanza! Amén.

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Clara, pequeña planta:
en el huerto de Cristo
eres tallo fragante
de amor incorruptible.
¡Salve, virgen cristiana!
¡Salve, Rey de las vírgenes!

Clara, pobre en la tierra:
tu cuerpo es holocausto,
cual pan de Eucaristía
por la vida del hombre.
¡Salve, madre fecunda!
¡Salve, Cruz creadora!

Clara, hoy invocada:
tu amor sigue exhalando
como precioso nardo
para el feliz Esposo.
¡Salve, vive con Cristo!
¡Salve, Rey por los siglos! Amén.

Como algunos me preguntan por el gato de santa Clara, no es algo exclusivo de este icono; también se encuentra en otros cuadros antiguos. Se cuenta que la santa estaba enferma y no podía levantarse para coger una toalla y un gato se la llevó.

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