El 5 de agosto se celebra la fiesta de la dedicación de la basílica de santa María la Mayor, que es una de las cinco grandes basílicas papales de Roma, también llamadas "basílicas patriarcales", porque antiguamente hacían referencia a los cinco grandes patriarcados de los orígenes: Jerusalén, Roma, Alejandría, Antioquía y Constantinopla.
Con motivo de dicha fiesta, María es invocada y celebrada con muchos títulos: santa María de las Nieves en Roma, Nuestra Señora de África en Ceuta, Santa María de Ibiza en las islas Baleares, Santa María la Blanca en Vitoria, Santa María del Remedio en Alicante... De hecho, las basílicas menores que hay en distintos países en honor de la Virgen María están asociadas a este templo romano.
La tradición dice que el 5 de agosto del año 358 nevó sobre el monte Esquilino de Roma. En ese lugar se construyó un templo en honor de la Virgen María, el primero de la cristiandad dedicado a nuestra Señora. Es la única basílica romana que conserva intacta su estructura paleocristiana, con impresionantes mosaicos del siglo V.
El campanario es del siglo XII. Los pavimentos medievales están realizados en estilo cosmatesco con mármoles preciosos. Los artesonados de madera fueron sufragados por el emperador Carlos I de España y V de Alemania. La fachada actual es del siglo XVIII, aunque conserva mosaicos antiguos en la logia.
En el interior hay bellísimas capillas y tumbas de varios papas. También el genial Bernini está enterrado allí.
Con el pasar de los siglos, la basílica de santa María la Mayor quedó cada vez más unida a la monarquía española. De hecho, los funerales de estado por los reyes españoles se celebraban allí y el rey de España sigue siendo protocanónigo honorario de santa María la Mayor. En el atrio de entrada hay una gran escultura del rey Felipe IV y en el museo de la basílica hay muchos retratos de reyes españoles, escudos y otros objetos relacionados con España.
Oremos. Te pedimos, Padre, por la intercesión de la Virgen María de las Nieves, que quienes la veneramos en esta gloriosa conmemoración merezcamos participar, también, de la plenitud de tu gracia. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
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