Primer misterio doloroso: La oración de Jesús en el huerto de los Olivos. «Jesús de rodillas oraba diciendo: "Padre, si quieres, aparta de mí este cáliz; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya"... Y sumido en angustia, insistía más en su oración. Su sudor se hizo como de gotas espesas de sangre que caían en tierra». (Lc 22,39-44)
Señor Jesús, te pedimos por todas las personas que sufren: dales consuelo y esperanza; que sepan abandonarse en manos del Padre celestial, confiando en su misericordia, incluso en medio de la oscuridad. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
Padre nuestro que estás en el cielo santificado sea tu nombre,
venga a nosotros tu reino,
hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo,
danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden,
no nos dejes caer en la tentación
y líbranos del mal. Amén
Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Segundo misterio doloroso: La flagelación del Señor. «Dice Pilato: "¿Y qué hago con Jesús, el llamado Cristo?" Y todos a una: "¡Crucifícalo!" Pilato, queriendo complacer a la gente, soltó a Barrabás y entregó a Jesús, después de azotarlo, para que fuera crucificado». (Mt 27,22; Mc 15,15)
Señor Jesús, ten compasión de todas las personas que sufren el hambre, la violencia y diversos tipos de injusticia: que unan su dolor al tuyo y encuentren en ti consuelo y fortaleza. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
Padre nuestro que estás en el cielo santificado sea tu nombre,
venga a nosotros tu reino,
hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo,
danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden,
no nos dejes caer en la tentación
y líbranos del mal. Amén
Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Tercer misterio doloroso: La coronación de espinas. «Los soldados le llevaron dentro del palacio, le vistieron de púrpura y, trenzando una corona de espinas, se la ciñeron. Y se pusieron a saludarle: "¡Salve, Rey de los judíos!"». (Mc 15,16-18)
Señor Jesús, ten piedad de todos los que son perseguidos, humillados, calumniados y condenados injustamente: sé tú su fortaleza en medio de las dificultades y haz que brille la luz y la verdad en sus vidas. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
Padre nuestro que estás en el cielo santificado sea tu nombre,
venga a nosotros tu reino,
hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo,
danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden,
no nos dejes caer en la tentación
y líbranos del mal. Amén
Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Cuarto misterio doloroso: Jesús con la cruz a cuestas. «Tomaron a Jesús y él, cargando con su cruz, salió hacia el lugar llamado Calvario, que en hebreo se llama Gólgota, y allí le crucificaron» (Jn 19,16-18)
Señor Jesús, ayuda a todos los que se sienten cansados en la vida, a los que llevan cargas pesadas, a quienes les flaquean las fuerzas: que puedan unir sus cruces a la tuya y encontrar en ti alivio y consuelo. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
Padre nuestro que estás en el cielo santificado sea tu nombre,
venga a nosotros tu reino,
hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo,
danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden,
no nos dejes caer en la tentación
y líbranos del mal. Amén
Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Quinto misterio doloroso: Jesús muere en la cruz. «Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dice a su madre: "Mujer, ahí tienes a tu hijo". Luego dice al discípulo: "ahí tienes a tu madre". La oscuridad cayó sobre toda la tierra hasta la hora de nona y Jesús dijo: "Padre, en tus manos pongo mi espíritu" y, dicho esto, expiró». (Jn 19,26-27; Lc 23,44-46)
Señor Jesús, acoge en tu reino a todos nuestros difuntos. Trátalos con misericordia, perdona sus faltas y dales la vida eterna. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
Padre nuestro que estás en el cielo santificado sea tu nombre,
venga a nosotros tu reino,
hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo,
danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden,
no nos dejes caer en la tentación
y líbranos del mal. Amén
Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario