Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

lunes, 26 de septiembre de 2022

No me des riqueza ni pobreza


El libro de los Proverbios recoge una bella oración, que dice: "No me des riqueza ni pobreza, concédeme mi ración de pan; no sea que me sacie y reniegue de ti, diciendo: «¿Quién es el Señor?»; no sea que robe por necesidad y ofenda el nombre de mi Dios" (Prov 30,8-9).

Muchas veces pedimos a Dios cosas que no nos convienen. Este texto bíblico nos invita a fiarnos de Dios: No nos des pobreza (no sea que se amarguen nuestros corazones) ni riqueza (no sea que nos volvamos soberbios). Danos solo lo que tú sabes que necesitamos (nuestra ración cotidiana de pan). Nos fiamos de ti y solo queremos lo que tú consideres que necesitamos.

En el Padre nuestro pedimos a Dios que nos dé «el pan de cada día», lo necesario para vivir, fiándonos de él, que sabe mejor que nosotros mismos lo que nos conviene. Pedimos solo lo que necesitamos para el día de hoy, dejando el mañana en sus manos.

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