Estamos en el mes de mayo o mes de las flores, que la piedad popular ha consagrado a la Virgen María. El beato carmelita descalzo Francisco Palau y Quer escribió un precioso opúsculo para celebrar el mes de María o mes de las flores, con una meditación y el dibujo de una flor para cada día. Les propongo la meditación para el 2 de mayo.
1. Flor: La rosa del mes de mayo. Se divide la rosa en varias especies. La que florece en mayo, y es propia de esta estación, es la que reúne en sí más cualidades de una verdadera flor: fragancia, belleza, abundancia y variedad.
2. Virtud: La caridad, amor de Dios. Dice la ley: "Amarás a Dios de todo tu corazón, de toda tu alma y con la plenitud de todas tus fuerzas". ¿Qué cosa es este amor?... Busquemos en el jardín de Dios esta fragantísima y hermosísima flor. El amor está en Dios como un fuego inmenso en su propio foco y elemento. Con el amor con que el Padre ama al Hijo, el Hijo nos ama a nosotros y con este mismo amor nosotros hemos de corresponder.
Hemos de amar a Dios, porque es infinitamente amable... y todo cuanto se ama sin Dios, fuera de Dios, sin respeto a Dios y contra Dios, es un amor impuro.
Siendo el amor de Dios la causa de cuanto amamos con amor puro y el móvil de todas las acciones buenas, no puede la caridad, en orden a este su primer objeto, ser mejor representada que por la reina de la flores, la rosa del mes de mayo. La bondad suma de Dios y su inmensa belleza atrae, eleva y roba todos los afectos del corazón humano con la suavísima fragancia de sus infinitas perfecciones y atributos.
3. El amor de Dios en María. María, asistida por la gracia y dones del Espíritu Santo desde su inmaculada concepción, amó con tal intensidad a Dios, que atrajo a su seno virginal con la fragancia suave y pura de esta flor mística al mismo Hijo de Dios, y el Hijo del Eterno no vaciló, aunque hija de Adán prevaricador, en tomarla por Madre.
4. La rosa de olor a María. Nuestro corazón está fabricado para amar, y para amar un objeto infinito, inmenso y eterno, que reúne en sí cuantas perfecciones puede concebir nuestro débil entendimiento.
El amor de Dios ¿está en el jardín de tu alma? Piénsalo bien: busca el rosal que brota en mayo, llenando de suave olor toda la comarca. Busca bien este rosal, ¿está en ti?... Míralo bien... Si no le hallares, aún tienes tiempo: marcha a María tu jardinera, y dile que le ponga, que le plante, que le riegue y que le cuide.
¿Amas? ¿Qué amas? Donde está el amor, está el corazón; donde está el corazón, está toda la plenitud y fuerza de tus afectos; donde están estos, está tu alma toda, tus pensamientos, tus potencias y sentidos. ¿Amas a Dios de todo tu corazón? Mira que sin este amor no puedes entrar en el cielo.
5. Oración. Señora: Recibid en vuestras manos un ramillete de rosas del mes de mayo: aceptadlo, es mi amor para con Dios, mi Señor. Desde hoy, postrado al pie de este altar, yo os prometo, sí, lo tengo resuelto, amar con todos mis afectos a Dios. Yo me complazco de que Dios sea quien es, sumamente bueno... Sin él, y fuera de él, nada quiero amar. Yo quiero lo que Dios quiere, yo aborrezco lo que Dios aborrece; la voluntad de Dios será la mía de hoy en adelante: así yo lo propongo. Amén.
4. La rosa de olor a María. Nuestro corazón está fabricado para amar, y para amar un objeto infinito, inmenso y eterno, que reúne en sí cuantas perfecciones puede concebir nuestro débil entendimiento.
El amor de Dios ¿está en el jardín de tu alma? Piénsalo bien: busca el rosal que brota en mayo, llenando de suave olor toda la comarca. Busca bien este rosal, ¿está en ti?... Míralo bien... Si no le hallares, aún tienes tiempo: marcha a María tu jardinera, y dile que le ponga, que le plante, que le riegue y que le cuide.
¿Amas? ¿Qué amas? Donde está el amor, está el corazón; donde está el corazón, está toda la plenitud y fuerza de tus afectos; donde están estos, está tu alma toda, tus pensamientos, tus potencias y sentidos. ¿Amas a Dios de todo tu corazón? Mira que sin este amor no puedes entrar en el cielo.
5. Oración. Señora: Recibid en vuestras manos un ramillete de rosas del mes de mayo: aceptadlo, es mi amor para con Dios, mi Señor. Desde hoy, postrado al pie de este altar, yo os prometo, sí, lo tengo resuelto, amar con todos mis afectos a Dios. Yo me complazco de que Dios sea quien es, sumamente bueno... Sin él, y fuera de él, nada quiero amar. Yo quiero lo que Dios quiere, yo aborrezco lo que Dios aborrece; la voluntad de Dios será la mía de hoy en adelante: así yo lo propongo. Amén.
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