sábado, 4 de mayo de 2024
El mandamiento del amor fraterno
El evangelio del domingo sexto de Pascua (ciclo "b") nos propone, una vez más, el mandamiento de Jesús, el mandamiento del amor fraterno: «Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado» (Jn 15,12).
Jesús no pide a sus discípulos que sean buenas personas, que se amen mucho. Él quiere mucho más: «Amaos los unos a los otros como yo os he amado» (Jn 13,34; 15,12).
Esta palabra de Jesús es la traducción de un precepto que encontramos también en los otros evangelios, aunque con otras palabras: «Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto» (Mt 5,48), «Sed compasivos como el Padre es compasivo» (Lc 6,36). Por eso san Pablo pide: «Tened los mismos sentimientos de Jesús» (Flp 2,5), que son los sentimientos de Dios.
El punto de partida no es el "mandamiento" («Amaos los unos a los otros») sino el "don" («como yo os he amado»). Lo primero no es lo que tenemos que dar, sino lo que estamos invitados a recibir. Porque Jesús nos ha amado primero, nos ha enseñado qué es el amor y nos ha capacitado para amar como él nos ha amado.
Por eso, a continuación, Jesús añade: «No os llamo siervos, a vosotros os llamo amigos» (Jn 15,15). Este es el punto de partida: Jesús nos llama amigos porque nos considera amigos y, llamándonos amigos, nos hace amigos, porque su palabra es poderosa y cumple lo que anuncia.
Jesús nos hace sus amigos y eso tiene consecuencias, como dice san Juan en la primera lectura: «Hermanos, amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios y él nos amó primero» (1Jn 4,7-10).
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