San Agustín de Hipona resume así el misterio de la Santísima Trinidad: «Dios es amor eterno: el Padre es el Amante, el Hijo es el Amado y el Espíritu Santo es el Amor que mantiene unidos a los dos».
Desde antes del tiempo, Dios Padre genera y ama a su Hijo, entregándole todo lo que él es.
Desde antes del tiempo, el Hijo acoge todo lo que el Padre le da y devuelve al Padre la vida y el amor que de él recibe.
Desde antes del tiempo, el Espíritu Santo es el amor y la vida que el Padre da al Hijo y el Hijo devuelve al Padre.
Esto sucede desde siempre y para siempre. Por eso, el nombre propio del Espíritu Santo es "Don". Dios es donación, entrega, acogida, comunidad, fiesta, porque Dios es amor.
Bendito sea Dios, que nos hace partícipes de su amor, de su vida, de su cielo. A él la gloria por los siglos. Amén.
Bendito sea Dios, que nos hace partícipes de su amor, de su vida, de su cielo. A él la gloria por los siglos. Amén.
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