El 26 de julio se celebra la fiesta de san Joaquín y santa Ana, los padres de la Virgen María y abuelos de Jesús.
Hay una representación muy típica del arte cristiano de la Edad Media y del Renacimiento: el abrazo de san Joaquín y santa Ana ante la puerta dorada del templo de Jerusalén. La de arriba fue pintada por Giotto di Bondone en 1304 en la capilla de los Scrovegni, en Padua.
La escena está tomada de un evangelio apócrifo (el llamado Protoevangelio de Santiago) que cuenta que Joaquín y Ana eran de edad avanzada y no tenían hijos, por lo que la gente les humillaba. Joaquín consuela a su esposa y la abraza ante la "puerta dorada" del templo de Jerusalén. Entonces Ana quedó embarazada.
Durante siglos fue la manera de representar plásticamente la Inmaculada Concepción de la Virgen María.
Unas veces se representa a Joaquín y Ana abrazándose, otras besándose, en algunos casos un ángel les sujeta las cabezas y los empuja para que se besen.
En Occidente prácticamente desaparece con el concilio de Trento, que pide representar solo escenas sacadas de la Biblia o contrastables históricamente, pero en Oriente sigue siendo muy representado hasta el presente.
Gil de Siloé, 1486
Retablo de santa Ana, catedral de Burgos
Maestro de Moulins, hacia 1500
National Gallery, Londres
Filippino Lippi, 1497
Galería nacional de Dinamarca, Copenhagen
Sala capitular de la catedral de Toledo
Museo del Prado, Madrid
Mateo de Beaugrant y Martín de Arteaga,
retablo de Valdegovía-Gaubea, siglo XVIGil de Siloé, 1486
Retablo de santa Ana, catedral de Burgos
Iglesia de santa Eulalia en Paredes de Nava
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