Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

martes, 5 de julio de 2022

Poesía a la Virgen del Carmen


Hermoso poema-oración del padre Pedro Tomás Navajas, o.c.d., de la comunidad carmelitana de Burgos, director de la revista Orar, que realiza numerosas iniciativas en el campo de la promoción de la vida espiritual.

¡Virgen del Carmen bella!
Icono de la Palabra creadora.
Abres tu tienda y Dios te hace fecunda.
Das a luz a Jesús y él es tu luz y la nuestra.
Con el evangelio, hecho carne y corazón del pueblo,
sales al encuentro de un mundo itinerante, 
que va en busca de paz y de justicia.
Pones en toda noche claridades,
siembras de esperanza los caminos.
En ti, mujer nueva, los pobres leemos al Dios de la ternura.

¡Virgen del Carmen bella!
Una historia de fe y amor recorre tus adentros.
Y una historia de fe educas, acompañas, alientas en nosotros.
Hay mucho dinamismo en tus andares.
Con las dos manos, sin miedo, tomas la vida y la levantas.  
Nos pones delante lo que Dios ha hecho contigo,
y un río de alabanza nos nace y se desborda.
Tocas con tu mano nuestra herida.   
Tu presencia nos indica los caminos del Espíritu.

¡Virgen del Carmen bella!
Decir tu nombre es siempre un milagro de la gracia.
Nuestro mundo cansado se recrea en tu belleza.
Como gota de rocío, refrescas nuestras hojas agostadas.
Como grano de trigo, llenas nuestras mesas de tu pan.
Al vivir para Dios, tu vida se convierte en señal de nuestros pasos.
Tu sí a Dios despierta nuestro sí.
La energía del Espíritu, que a ti te ha alcanzado por completo,
pasa a ser también nuestra energía.

¡Virgen del Carmen bella!
Puerta abierta para acoger, en Jesús, el gran abrazo
del Ser, que no se acaba, con la nada.
Nuestros límites, que tanto desazonan,
se apaciguan al dar con tu mirada.
Nuestro hastío, por tanto vivir lo que no es vida,
se colma en tu corazón lleno de gracia.
El enigma doloroso de la muerte
se aclara en la dulzura de tu abrazo.

¡Virgen del Carmen bella!
Faro luminoso, arriba, en la montaña del Carmelo.
Te caemos en gracia, eso nos basta.
Tú dices tus canciones a quien se acerca y te mira como un niño:  
Que Dios es fuente y protagonista de la historia.
Que nos ha mirado y revestido de su gracia.
Que se ha hecho humano,
para que nos atrevamos a serlo también nosotros.  
Que se cumplen los aparentes imposibles.
Que podemos movernos, confiados, 
por el ancho mar de Dios que nos envuelve.

¡Virgen del Carmen bella!
Por llevar a Jesús en tus entrañas
te nació una fuente de alegría.
Eres señal para los ojos limpios,
despertadora de la esperanza más dormida.
La risa escéptica ya no tiene cabida
por el brote inesperado de la vida.  
En ti se visten de ternura las palabras.
En ti todo comienza, todo es gracia.  

¡Virgen del Carmen bella!
Señora del lugar, nuestra Señora.
Ya no somos del miedo, somos tuyos.
Que calle todo miedo para siempre.
Que vamos en buena compañía,
revestidos con la tela de tu gracia.
Sin nada que perder ya abrimos,
para Dios, el corazón enamorado
entregando la vida a los hermanos.

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