Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

viernes, 22 de octubre de 2021

Juan Pablo II y el Carmelo


Juan Pablo II falleció el 2 de abril de 2005, pero –como esa fecha siempre cae en torno a la Semana Santa y en esos días no se celebran fiestas de santos– su memoria litúrgica se ha establecido el 22 de octubre, en el aniversario del inicio de su ministerio como papa de la Iglesia católica. Al ser hoy el día de su fiesta, recordemos brevemente su relación con el Carmelo.

Todos saben que Karol Wojtyła nació en Wadowice (Polonia). Desde niño una relación muy estrecha con los carmelitas descalzos de su ciudad natal. En su templo fue monaguillo y recibió el escapulario el día de su primera comunión. 

Es de sobra conocido que escribió su tesis doctoral sobre "La fe en san Juan de la Cruz" (cuyo original se conserva en el Teresianum) y que fue un enamorado de la espiritualidad carmelitana. 

Dejó en herencia su anillo pastoral (“el anillo del pescador”) a los carmelitas de su ciudad natal, además del escapulario que siempre llevaba consigo y otras cosas que se conservan en el santuario de san José de Wadowice. 

También dejó una imagen del Niño Jesús que siempre tuvo en su habitación a las carmelitas descalzas del monasterio Regina coeli de Roma.

Lo que quizás no sea tan conocido es que intentó hacerse carmelita descalzo en varias ocasiones. 

La primera vez no pudo realizarlo porque los nazis invadieron Polonia y prohibieron el ingreso de novicios en la vida religiosa. 

Cuando terminó la guerra, volvió a intentarlo, aunque los comunistas también pusieron dificultades a la vida religiosa. De todas formas, el entonces provincial de la orden en Polonia le dijo que si reclutaba otros dos jóvenes, organizaría un noviciado clandestino para ellos tres. Lo que no se pudo realizar.

Después de estudiar teología, volvió a intentarlo por tercera vez, pero entonces fue el arzobispo de Cracovia el que no se lo permitió, diciéndole que lo necesitaba en su diócesis. 

En los años posteriores, cuando recibía a carmelitas en audiencia, les decía bromeando: “como no me quisisteis cuando os pedí entrar entre vosotros, Dios preparó otro camino para mí”.

En un mensaje a los carmelitas, escribió: “Vuestro viaje espiritual continúa en el mundo de hoy. Estáis llamados a releer vuestra rica herencia espiritual a la luz de los desafíos actuales, a fin de que el gozo y la esperanza, la tristeza y la angustia de los hombres de nuestro tiempo, especialmente de los pobres y de todos los afligidos, sean también gozo y esperanza, tristeza y angustia de los discípulos de Cristo, y, de manera singular, de todo carmelita” (08-09-2001).

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