Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

martes, 12 de octubre de 2021

Basílica de la Virgen del Pilar de Zaragoza


Zaragoza fue un antiguo asentamiento celtíbero, convertido en ciudad por los romanos, que la llamaron "Cesaraugusta" en honor del emperador. 

El evangelio se predicó en la ciudad desde tiempos muy tempranos y pronto hubo una gran comunidad cristiana. De hecho, para no soliviantar a la población local, el año 304, durante las persecuciones romanas, su obispo san Valero con el diácono san Vicente fueron llevados a juicio a Valencia, donde el segundo recibió martirio y el primero fue devuelto a la libertad porque era muy anciano.

Así pues, la diócesis es muy antigua y tuvo cierta importancia en la España visigoda. Todo terminó con la invasión musulmana el año 714. 

Los cristianos reconquistaron la ciudad en 1118 y la convirtieron en capital del reino de Aragón.

Por entonces se construyó un templo en honor de la Virgen María, junto al río Ebro, llamado de "Santa María la Mayor", que fue ampliado en el s. XV. 

El edificio actual se levantó entre 1681 y 1754, aunque las torres y fachadas no se concluyeron hasta el s. XX. Por eso en España, cuando algo dura mucho se dice: "Esto va a resultar más largo que las obras del Pilar".

El templo es impresionante: mide 130 metros de largo, 76 de ancho, 18 de altura hasta la cornisa general, 28 hasta los arcos y 80 metros hasta la cruz de la cúpula central. Cada una de las cuatro torres mide 92 metros de altura.

Como Cristóbal Colón llegó a América el 12 de octubre de 1492, fiesta de la Virgen del Pilar, esta es reconocida como "reina y patrona de la Hispanidad". De hecho, alrededor de la Virgen están las banderas de todos los países americanos (norte, centro y sur).

En esta impresionante fotografía se ve la basílica del Pilar reflejada en el río Ebro.

El camarín de la Virgen, colocado en el interior de la "santa capilla" es el corazón del santuario. Es obra del arquitecto Ventura Rodríguez (siglo XVIII) y está totalmente realizado con mármoles preciosos y bronces.

Las bóvedas caladas de la Santa capilla son un capricho arquitectónico. Esta es la central.

La imagen de la Virgen, a la que cada día cambian el manto, es del siglo XV y solo mide 38 centímetros de alto.

Las banderas iberoamericanas (están incluidas las de la Santa Sede, Portugal y Filipinas) están repartidas en los pilares alrededor del camarín. Fueron bendecidas por san Pío X en 1908. Aquí se ven cinco y dos de las cuatro bombas que tiraron los comunistas contra el santuario el 3 de agosto de 1936, que atravesaron el techo, pero no llegaron a explotar.

El altar mayor, todo de alabastro, fue labrado por Damián Forment en el siglo XVI.

En el centro del retablo hay un óculo para tener reservado el Santísimo Sacramento, algo común en los retablos aragoneses de la época.

Una de las naves laterales.

Una de las cúpulas, pintada por Francisco de Goya, dedicada a María "reina de los mártires".

Detalle de la cúpula de Goya. La manera de pintar de Goya, con trazos rápidos, dando más importancia al color que al dibujo era tan novedosa, que no gustó en un primer momento, aunque hoy se considera esta pintura una gran obra de arte.

La artística sillería del coro fueron labradas en robles de Flandes con incrustaciones de boj por artistas del siglo XVI, consta de 124 asientos, más otros 14 que en cierto momento se desplazaron al altar mayor.

Esto es lo único que queda del antiguo templo románico. Era el tímpano de la puerta de entrada. Hoy está colocado en un muro de la fachada.

Enorme relieve marmóreo de la asunción de la Virgen, colocado en el trasaltar de la santa capilla. Fue realizado en el siglo XVIII por Carlos Salas Viraseca. Se proyectó para que fuera el retablo mayor de la basílica, pero finalmente se conservó el del siglo XVI en su sitio y este se colocó aquí.

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