Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

martes, 10 de agosto de 2021

Oraciones y lecturas de la misa en la fiesta de san Lorenzo


El 10 de agosto se celebra la fiesta del diácono san Lorenzo, presentado así por el martirologio romano: Fiesta de san Lorenzo, diácono y mártir, que fervientemente deseoso, como cuenta san León Magno, de compartir la suerte del papa Sixto II en su martirio, al recibir del tirano la orden de entregar los tesoros de la Iglesia, él, festivamente, le presentó a los pobres, en cuyo sustento y abrigo había gastado abundante dinero. Tres días más tarde (año 258), por la fe de Cristo venció el suplicio del fuego, y el instrumento de su martirio se convirtió en distintivo de su triunfo. Su cuerpo fue enterrado en Roma, en el cementerio de Campo Verano, conocido desde entonces por su nombre.

Oración colecta. Dios nuestro, que inflamaste con el fuego de tu amor a san Lorenzo, para que brillara por la fidelidad a su servicio diaconal y por la gloria de un heroico martirio, haz que nosotros te amemos siempre como él te amó y practiquemos lo que él enseñó. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios (9,6-10). 

Hermanos: El que siembra tacañamente, tacañamente cosechará; el que siembra generosamente, generosamente cosechará. Cada uno dé como haya decidido su conciencia: no a disgusto ni por compromiso; porque al que da de buena gana lo ama Dios. Tiene Dios poder para colmaros de toda clase de favores, de modo que, teniendo siempre lo suficiente, os sobre para obras buenas. Como dice la Escritura: «Reparte limosna a los pobres, su justicia es constante, sin falta».

El que proporciona semilla para sembrar y pan para comer os proporcionará y aumentará la semilla, y multiplicará la cosecha de vuestra justicia. Palabra de Dios.

Salmo responsorial. (Salmo 111) Dichoso el que se apiada y presta.

Dichoso quien teme al Señor y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra, la descendencia del justo será bendita.

Dichoso el que se apiada y presta, y administra rectamente sus asuntos.
El justo jamás vacilará, su recuerdo será perpetuo.

No temerá las malas noticias, su corazón está firme en el Señor.
Su corazón está seguro, sin temor, hasta que vea derrotados a sus enemigos.

Reparte limosna a los pobres; su caridad es constante, sin falta,
y alzará la frente con dignidad.

Lectura del santo evangelio según san Juan (12,24-26). 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
—«Os aseguro que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto. El que se ama a sí mismo se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo se guardará para la vida eterna. El que quiera servirme, que me siga, y donde esté yo, allí también estará mi servidor; a quien me sirva, el Padre lo premiará». Palabra del Señor.

Oración de los fieles. En la fiesta del diácono y mártir san Lorenzo, que confesó con sus obras y con su sangre el nombre de nuestro Señor Jesucristo, dirijamos nuestra oración al Padre de la misericordia.

- Para que la Iglesia, encendida en el amor a Cristo y a los pobres, encuentre en ellos su mayor riqueza. Roguemos al Señor.

- Para que dé a los diáconos de la Iglesia fortaleza de espíritu, santidad de costumbres y observancia evangélica. Roguemos al Señor.

- Para que los que son ultrajados por el nombre de Cristo sientan el gozo de saber que el Espíritu de la gloria reposa en ellos. Roguemos al Señor.

- Para que todos nosotros, alentados en nuestras dificultades por el ejemplo de san Lorenzo, sepamos alentar a los demás repartiendo con ellos el ánimo que recibimos de Dios. Roguemos al Señor.

- Para que nuestros hermanos difuntos puedan pasar de la oscuridad a la luz y vivir por siempre con los santos. Roguemos al Señor.

Dios de poder y misericordia, tú infundiste valor a tu mártir san Lorenzo para que pudiera soportar el dolor del martirio; concédenos a los que celebramos su triunfo soportar por tu amor toda adversidad. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Oración sobre las ofrendas. Recibe, Señor, los dones que te ofrecemos con gozo en la fiesta de san Lorenzo, y haz que nos ayuden para nuestra salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Prefacio. El Señor esté con vosotros. Y con tu espíritu.

Levantemos el corazón. Lo tenemos levantado hacia el Señor.

Demos gracias al Señor, nuestro Dios. Es justo y necesario. 

Realmente es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno.
 
Porque Cristo, tu Hijo, ofreció su vida por nuestro rescate, nos amó hasta el fin y nos enseñó que no hay amor más grande que el de aquel que acepta la propia muerte en favor de sus hermanos.

Siguiendo su ejemplo, san Lorenzo, discípulo verdadero y fiel, con su martirio, dio a los hombres la suprema prueba de amor.

Hoy la Iglesia se alegra y une su voz al canto de los ángeles y de los mártires que, sin cesar, alaban tu gloria: Santo, Santo, Santo...

Oración después de la comunión. Saciados con el don sagrado, te suplicamos, Señor, que percibamos como aumento de salvación el obsequio de nuestro humilde servicio en la fiesta de san Lorenzo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

- Gracias Lorenzo, por el testimonio de tu vida y de tu muerte. Tu fuerza fue más grande que la de los que te mataban. Tu valentía más auténtica que la del que te mandaba matar.

- Gracias Señor por darnos santos que, como Lorenzo, nos ayudan a vencer las dificultades de la vida. Gracias Señor, porque en el testimonio y valentía de tus mártires, nosotros podemos contemplar tu grandeza. Ten piedad de todos los cristianos que hoy sufren persecución por causa de su fe.

- Multiplica en nosotros, Señor, los dones de tu amor. Haznos fuertes y generosos, al estilo de san Lorenzo. Que sepamos compartir con los demás los verdaderos tesoros de tu Iglesia: la fraternidad, la justicia, el amor, la verdad. Que procuremos no tanto ser servidos sino servir, para que siempre y en todo lugar se haga tu voluntad.

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