Monición inicial. Buenas tardes, hermanos. Mañana es la fiesta de san Juan de la Cruz y queremos prepararnos compartiendo estos momentos de oración. La oscuridad de la noche, que nos envuelve, es imagen de otras oscuridades: el sufrimiento de muchos hermanos nuestros a causa de la guerra, del paro, de la enfermedad o de la soledad. Pedimos a san Juan de la Cruz que nos ilumine con sus enseñanzas, que despierte en nosotros la esperanza. Que él nos ayude a descubrir la cercanía de Cristo, luz del mundo, que puede transformar los males en bienes. Comenzamos cantando un himno de la liturgia de las horas que se pregunta: ¿Qué ves en la noche? Queremos tener los ojos abiertos para descubrir lo que hay a nuestro alrededor.
¿Qué ves en la noche, dinos centinela?
Gallos vigilantes / que la noche alertan.
Quien negó tres veces / otras tres confiesa,
y pregona el llanto / lo que el miedo niega.
Muerto le bajaban / a la tumba nueva.
Nunca tan adentro / tuvo al sol la tierra.
Daba el monte gritos, / piedra contra piedra.
Los evangelistas dicen que, durante la última cena, cuando Judas abandonó la sala para ir a vender a Jesús, “era de noche”. Jesús fue traicionado, apresado, condenado y humillado durante la noche.
En nuestros días, muchas personas siguen sufriendo persecución, traición, humillaciones, hambre y enfermedad. Para muchos hermanos nuestros sigue siendo de noche. Nosotros mismos experimentamos algunas veces la soledad, la tristeza o el fracaso.
¿Qué ves en la noche, dinos centinela? Veo prófugos que huyen del hambre y de la guerra, niños abandonados, mujeres maltratadas, personas que sufren humillaciones y violencia.
¿Qué ves en la noche, dinos centinela? Veo personas desorientadas, hermanos nuestros que han perdido la fe y la esperanza. Hombres y mujeres que no conocen a Dios y no tienen quién les anuncie su Palabra.
En esta noche, oremos de una manera especial por todos los que sufren en el cuerpo y en el espíritu, para que el Señor les ilumine y fortalezca. A cada petición responderemos cantando: “Señor, ten piedad”. (Intercesiones libres).
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¿Qué ves en la noche, dinos centinela?
Dios como un almendro / con la flor despierta;
Dios que nunca duerme / busca quien no duerma,
y entre las diez vírgenes / solo hay cinco en vela.
Vi los cielos nuevos / y la tierra nueva.
Cristo entre los vivos, / y la muerte muerta.
Dios en las criaturas, / ¡y eran todas buenas!
En la noche no solo hay sufrimiento y desesperación. Hay también aspectos positivos, que tenemos que saber descubrir: avances técnicos que mejoran la vida de muchos, personas generosas que ayudan a los demás, instituciones que promueven la justicia.
Los almendros son los primeros árboles que florecen, cuando aún es invierno. En hebreo, "almendro" se dice "shaqed" (que significa "vigilante") porque, cuando los demás árboles parecen muertos, el almendro se adelanta para anunciar que pronto llegará una nueva primavera, que la vida volverá a triunfar. Por eso, el almendro se convierte en imagen de Dios, que puede sacar vida incluso de la muerte y que vigila siempre para cuidar de sus hijos.
Cuando Dios preguntó a Jeremías: “¿Qué ves?”, él respondió: “Veo un almendro florecido” y Dios le contestó: “Dices bien, porque yo velo para que se cumplan mis promesas” (Jer 1,11-12). Los almendros en flor son una llamada a desperezar la fe y la esperanza, ya que Dios realiza su proyecto en el momento oportuno y sabe sacar bienes de los males. Él no se olvida de nosotros. Abramos los ojos para descubrir que él está cerca de nosotros, incluso en medio de la noche.
San Juan de la Cruz canta en un poema la alegría que tuvo de encontrarse con Cristo en la noche de la fe, a pesar de las dificultades y contradicciones.
1. En una noche oscura
con ansias, en amores inflamada,
¡oh dichosa ventura!
salí sin ser notada,
estando ya mi casa sosegada.
2. A oscuras, y segura,
por la secreta escala disfrazada,
¡Oh dichosa ventura!
a oscuras, y en celada,
estando ya mi casa sosegada.
3. En la noche dichosa
en secreto, que nadie me veía,
ni yo miraba cosa,
sin otra luz y guía,
sino la que en el corazón ardía.
4. Aquesta me guiaba
más cierto que la luz del mediodía,
adonde me esperaba
quien yo bien me sabía,
en parte donde nadie parecía.
5. ¡Oh noche que guiaste!
¡Oh noche amable más que la alborada:
oh noche que juntaste
Amado con Amada.
Amada en el Amado transformada!
6. Quedéme, y olvidéme,
el rostro recliné sobre el Amado,
cesó todo, y dejéme,
dejando mi cuidado
entre las azucenas olvidado.
Demos gracias a Dios por todas las cosas buenas y positivas que hay en nuestra vida y en el mundo. A cada intervención responderemos cantando: “Te damos gracias, Señor”. (Intervenciones libres).
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Especialmente damos gracias a Dios porque su Hijo, Jesucristo, está en medio de nosotros, acompañando nuestro caminar y alimentando nuestra esperanza. Él ha venido a nuestro encuentro y se ha quedado con nosotros en la eucaristía. (Exposición del Santísimo. Canto de adoración).
Ya es hora de despertaros del sueño, porque ahora nuestra salvación está más cerca que cuando empezamos a creer. La noche está avanzada, el día se echa encima: dejemos las actividades de las tinieblas, y pertrechémonos con las armas de la luz. (Rom 13,11-12).
Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres. El Señor está cerca. No os inquietéis por cosa alguna; antes bien, en toda ocasión, presentad a Dios vuestras peticiones, mediante la oración y la súplica, acompañadas de la acción de gracias. Y la paz de Dios, que supera todo conocimiento, custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. (Fil 4,4-7).
Con san Juan de la Cruz cantamos el gozo de saber que Cristo, fuente de agua viva y luz del mundo, está aquí, presente en el Santísimo Sacramento del altar.
Qué bien sé yo la fonte que mana y corre, aunque es de noche.
1. Aquella eterna fuente está escondida, /que bien sé yo do tiene su manida, / aunque es de noche.
2. Su origen no lo sé, pues no le tiene, / mas sé que todo origen de ella tiene, / aunque es de noche.
3. Sé que no puede ser cosa tan bella, / y que cielos y tierra beben de ella, / aunque es de noche.
4. Bien sé que suelo en ella no se halla, / y que ninguno puede vadealla, / aunque es de noche.
5. Su claridad nunca es oscurecida, / y sé que toda luz de ella es venida, / aunque es de noche.
6. Sé ser tan caudalosos sus corrientes. / que infiernos, cielos riegan y las gentes, / aunque es de noche.
7. El corriente que nace de esta fuente / bien sé que es tan capaz y omnipotente, / aunque es de noche.
8. El corriente que de estas dos procede / sé que ninguna de ellas le precede, / aunque es de noche.
9. Bien sé que tres en sola una agua viva / residen, y una de otra se deriva, / aunque es de noche.
10. Aquesta eterna fuente está escondida / en este vivo pan por darnos vida, / aunque es de noche.
11. Aquí se está llamando a las criaturas, / y de esta agua se hartan, aunque a oscuras, / porque es de noche.
12. Aquesta viva fuente que deseo, / en este pan de vida yo la veo, / aunque es de noche.
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