- A la muerte de sus padres repartió sus bienes (que eran muchos) entre los pobres.
- Siendo ya obispo, rescató a tres muchachas jóvenes, a quien su padre quería vender como prostitutas, porque no tenía dinero. Él les dio tres bolsitas con monedas para que pudieran pagar la "dote" (costumbres de la época) y casarse honradamente.
Cuando los musulmanes ocuparon Oriente Medio, su cuerpo fue trasladado a Bari (en Italia), donde se conserva hasta el presente en una impresionante basílica. Por eso es conocido como san Nicolás de Bari.
Durante la Edad Media se multiplicaron las leyendas sobre su generosidad y sus milagros y se extendió su devoción tanto en Oriente como en Occidente.
Los emigrantes católicos europeos continuaron celebrando su fiesta en Estados Unidos. Al principio, los protestastes la rechazaban (no querían celebrar a un obispo), pero el nombre de "Sint Nicolaas" (neerlandés) o "Sinter Klaas" (alemán) fue evolucionando hacia "Santa Claus" en la pronunciación inglesa y el buen obispo hacia el personaje que hoy conocemos, especialmente por la publicidad de la Coca Cola a partir de 1930.
El día de su fiesta se solían hacer regalos de dulces y juguetes a los niños. En Holanda, Bélgica, Luxemburgo, Suiza, parte de Alemania y otras regiones del centro y norte de Europa, es tradición que el santo obispo se haga presente en los días previos a la Navidad para repartir sus regalos.
Normalmente llega en barco desde España, acompañado por su criado Pedrito el negro y enormes sacos llenos de regalos para los niños buenos. Lo reciben las autoridades de la ciudad antes de comenzar un desfile por las calles principales. Hay canciones específicas, así como libros, dibujos animados, retransmisiones televisivas, etc.
A veces va acompañado de frailes carmelitas o franciscanos. Curiosamente, a los niños que se portan mal, se les dice que se los llevará consigo cuando regrese a España.
Hemos de recordar que en el siglo XVI los Países Bajos pertenecían a España y el sur de Italia también. En época de confrontación con los protestantes, se favoreció la figura del obispo católico, que llegaba desde los territorios españoles, guardianes de la ortodoxia, y traía regalos para los niños buenos. La tradición perdura 500 años después.
Lo de los duendes, los renos, la factoría en el polo Norte y la transformación de "Santa" en un nombre y "Claus" en un apellido, ha venido después. Últimamente incluso representan una señora Claus, esposa de Santa, en las películas infantiles.
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