Santa Teresa de Jesús fundó con cuatro compañeras el monasterio de san José de Ávila el 24 de agosto de 1562 (V 36,5). Con esa fundación nació el Carmelo descalzo, que hoy está extendido por todo el mundo y consta de unas 13.000 monjas contemplativas, unos 3.500 frailes, unas 60 Congregaciones religiosas de vida apostólica (principalmente misioneras) e Institutos seculares, unos 40.000 miembros del Carmelo seglar y numerosos grupos laicales asociados a la Orden.
La semilla que santa Teresa plantó en Ávila tal día como hoy es actualmente un árbol frondoso que alegra el jardín de Dios. En el cuadro se pueden ver dos ramas que brotan del corazón de Teresa: una con las monjas y otra con los frailes. En nuestros días habría que añadir las ramas de los otros grupos que han ido surgiendo a lo largo de los siglos.
Además, el Carmelo descalzo ha enriquecido a la Iglesia con numerosos frutos de santidad a través de los siglos. Personas de distintas proveniencias y con distintas vocaciones, pero todos (de una manera o de otra) hijos de la experiencia de vida que comenzó en Ávila tal día como hoy.
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