Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

viernes, 7 de agosto de 2020

7 de agosto. San Alberto de Trápani, o. carm.


Hacemos hoy memoria del santo carmelita Alberto de Trápani o de Sicilia. Entró en los carmelitas en edad muy temprana. Fue muy apreciado por la fogosidad de su predicación, por lo que era reclamado de todas las poblaciones de Sicilia para anunciar el evangelio. 

Sus numerosos milagros han dejado amplia huella en las tradiciones populares de su tierra. Por ejemplo, en Agrigento se conserva el pozo cuyas aguas se volvieron dulces por obra del santo, tal como había hecho el profeta Eliseo en Jericó; en Palermo, un joven ciego que sanó por la oración del santo, se hizo carmelita; en Trápani ayudó en el parto a una mujer embarazada, que estaba a punto de morir; en Sciacca curó de la epilepsia a un niño judío, etc. Se le representa con una azucena en la mano, símbolo de su amor a la pureza. 

Murió el 7 de agosto de 1307 y sus reliquias fueron dispersadas por toda Europa para bendecir el agua de San Alberto, empleada contra la fiebre en tiempos pasados. Su culto fue confirmado por el Papa Sixto IV en 1476.

Oración colecta. Padre Santo, que hiciste del carmelita san Alberto un modelo de oración y de pureza y un fiel servidor de la Virgen María; concédenos que, imitando sus virtudes, podamos participar del banquete eterno de tu gloria. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

Oración sobre las ofrendas. Llegue a tu presencia, Señor, la oblación de tu Iglesia, y concédenos que, siguiendo los ejemplos de san Alberto, nos dediquemos a la contemplación de los misterios divinos y al servicio de nuestros hermanos necesitados. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.


Oración después de la comunión. Padre santo, alimentados con el sacramento celestial te pedimos humildemente vivir, como san Alberto, unidos cada vez más a Cristo y dedicados al servicio amoroso de la Virgen María. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

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