Petra se encuentra a medio camino entre el Mar Muerto y el Mar Rojo y está considerada como una de las nuevas siete maravillas del mundo. Aunque se conservan restos de asentamientos humanos desde el 10.000 a.C., la ciudad fue fundada en el siglo VII a.C. y abandonada en el siglo VIII d.C. Fue redescubierta por los occidentales en el siglo XIX.
Solo el 20% de la población está excavada. El resto permanece bajo las arenas del desierto, aunque las continuas excavaciones siguen desenterrando edificios maravillosos. En sus mejores tiempos tenía unos 30.000 habitantes.
Es mencionada en varios pasajes de la Biblia como ciudad de los edomitas en el siglo VIII a.C. con distintos nombres, como “Selá” (Is 16,1) y “Yoctel” (2Re 14,7).
Es mencionada en varios pasajes de la Biblia como ciudad de los edomitas en el siglo VIII a.C. con distintos nombres, como “Selá” (Is 16,1) y “Yoctel” (2Re 14,7).
En el siglo VI a.C., como capital de los nabateos, que controlaban el comercio de la ruta de la seda, del incienso y de las especias, alcanzó mucho esplendor. Estos la llamaban “Raqmu”.
Permaneció escondida entre las montañas, totalmente inaccesible, hasta la dominación romana. De hecho, hay un asentamiento cercano (la pequeña Petra), donde acogían las caravanas, cobraban los impuestos y hacían los negocios, sin que ningún visitante pudiera conocer dónde estaba la ciudad verdadera.
Los nabateos desviaron el curso de un torrente e hicieron una presa artificial delante del desfiladero (el “Siq”, una estrecha garganta montañosa, de 1,5 km. de largo y una altura entre los 91 y los 182 metros) que sirve de entrada a la ciudad y que merece la pena visitar por sí mismo, aunque no llevara a ninguna parte.
Sorprenden los variados colores de sus rocas y los numerosos edificios-tumbas excavados en la montaña, más de 800, entre las que destacan “El Kazneh” (el “tesoro”, junto a la entrada, de 40 por 28 metros) y “El Monasterio” ( de 50 metros de ancho por 45 de alto), así como acueductos y depósitos de agua, terrazas dedicadas antiguamente al cultivo y a jardines (no olvidemos que estamos en el desierto), lugares de culto y sacrificio en lo alto de las montañas, templos e infraestructuras de la época romana e iglesias cristianas de época bizantina. Se necesitan varios días para visitarla entera.
Al principio, sus habitantes vivían en jaimas. Los edificios eran templos o tumbas, aunque posteriormente se edificaron casas y palacios y otros edificios públicos, como un teatro para 8.500 espectadores.
El cercano “Jebel Haroun” es el Monte Hor bíblico, donde fue enterrado Aarón, el hermano de Moisés.
Permaneció escondida entre las montañas, totalmente inaccesible, hasta la dominación romana. De hecho, hay un asentamiento cercano (la pequeña Petra), donde acogían las caravanas, cobraban los impuestos y hacían los negocios, sin que ningún visitante pudiera conocer dónde estaba la ciudad verdadera.
Los nabateos desviaron el curso de un torrente e hicieron una presa artificial delante del desfiladero (el “Siq”, una estrecha garganta montañosa, de 1,5 km. de largo y una altura entre los 91 y los 182 metros) que sirve de entrada a la ciudad y que merece la pena visitar por sí mismo, aunque no llevara a ninguna parte.
Sorprenden los variados colores de sus rocas y los numerosos edificios-tumbas excavados en la montaña, más de 800, entre las que destacan “El Kazneh” (el “tesoro”, junto a la entrada, de 40 por 28 metros) y “El Monasterio” ( de 50 metros de ancho por 45 de alto), así como acueductos y depósitos de agua, terrazas dedicadas antiguamente al cultivo y a jardines (no olvidemos que estamos en el desierto), lugares de culto y sacrificio en lo alto de las montañas, templos e infraestructuras de la época romana e iglesias cristianas de época bizantina. Se necesitan varios días para visitarla entera.
Al principio, sus habitantes vivían en jaimas. Los edificios eran templos o tumbas, aunque posteriormente se edificaron casas y palacios y otros edificios públicos, como un teatro para 8.500 espectadores.
El cercano “Jebel Haroun” es el Monte Hor bíblico, donde fue enterrado Aarón, el hermano de Moisés.
Según la tradición local, la fuente del “wadi Moussa” es la que hizo brotar Moisés de la roca.
Fue la última etapa del viaje de los Reyes Magos a Belén. Los beduinos suelen ser muy acogedores y hospitalarios (aunque poco limpios).
Aquí recojo algunas fotografías, para que puedan conocer esta increíble ciudad, que visitaremos en nuestra peregrinación a Tierra Santa (Jordania e Israel) del 7 al 19 de junio.
Algunas tumbas están muy erosionadas por el paso de los siglos, pero son tan impresionantes como las que se conservan con todos sus detalles.
En monasterio está orientado de tal manera que algunos días al año un rayo de sol entra por la puerta directamente sobre el altar interior.
Tienen toda la información de la peregrinación aquí:
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