Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

martes, 21 de abril de 2020

Mosaicos modernos del rescate de Adán y Eva


Ya he explicado otras veces el icono oriental de la resurrección del Señor o del descenso de Cristo a los infiernos. 

En el centro se representa a Cristo revestido de luz, aunque conserva las llagas de su pasión en las manos y en los pies. 

A sus pies hay unas puertas rotas: son las puertas del abismo, del infierno, de la morada de los muertos, de la que nadie podía salir hasta entonces. Cristo no solo ha abierto las puertas del lugar de las tinieblas, sino que las ha roto para que ya nunca puedan volver a cerrarse.

Estoy convencido de que ese icono es una de las más hermosas reflexiones artístico-teológicas de la historia del cristianismo. Hoy les presento varias recreaciones modernas del mismo, todas hechas en mosaico.

Los infiernos son representados como una cueva o como las entrañas de un monstruo, que abre sus fauces para tragar a los que mueren.

Cristo desciende, se inclina (a veces violentamente), rompe las puertas del infierno, las fauces del dragón, y saca de allí a los que yacen en la oscuridad, empezando por Adán y Eva, a los que agarra fuertemente con sus manos.

En algún caso incluso se carga a Adán sobre sus hombros, como el pastor que recoge a la oveja perdida.

Todos conocemos situaciones de muerte y de infierno, de sufrimientos absurdos. Allí desciende Cristo para darnos su mano, para agarrarnos por la muñeca y sacarnos a la vida nueva, a la vida verdadera, para hacernos partícipes de su resurrección.

Disfruten de estas representaciones artísticas contemporáneas y den gracias a Dios que desciende a nuestros infiernos para liberarnos y conducirnos a la casa de su Padre. Felices fiestas pascuales a todos.








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