Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

lunes, 9 de marzo de 2020

La familia carmelitana


Como ya he contado muchas veces, la gran familia del Carmelo está formada por frailes, monjas contemplativas, religiosas de vida activa, miembros de institutos seculares y grupos con otras formas de consagración, miembros del Carmelo seglar y laicos asociados a la Orden por distintos vínculos (cofradías, ONGs, etc.).

A finales del siglo XII, la familia carmelitana se reducía a los frailes (por eso fueron llamados la «Orden primera»). 

En el siglo XV se incorporaron las monjas carmelitas (a las que se denominó «segunda Orden») y los laicos (la «Orden tercera»). Estamos hablando de tres ramas de la misma familia, de tres maneras de vivir el único carisma carmelitano. 

En el siglo XVI, santa Teresa de Jesús comenzó una nueva rama en la familia carmelitana: el Carmelo descalzo femenino. Con la ayuda de san Juan de la Cruz, también dio inicio a la rama masculina del Carmelo descalzo.

En el siglo XIX se incorporaron los institutos apostólicos afiliados a la Orden, que son tan carmelitas como los demás, pero cada uno vive su pertenencia a la familia de una manera peculiar. 

Hoy la familia carmelitana está extendida por todo el mundo y es como un frondoso árbol, en el que cada uno vive según su propio estado de vida el mismo ideal, que tiene tres dimensiones: la oración, la fraternidad y el apostolado.

Desde el Desierto de las Palmas, un grupo de carmelitas jóvenes nos habla de su vocación y de la vida carmelitana. En el vídeo pueden escucharlos y compartir sus inquietudes.

Les invito a visitar esta página web, en la que pueden encontrar fotografías e información abundante:

https://www.serdescalzo.com

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