Entrevista a Fernando Millán, vicepostulador de la causa de canonización del mártir carmelita Tito Brandsma, cuya fiesta es el 27 de julio.
Hubo un periodista en la Iglesia, que murió asesinado en el campo de concentración de Dachau, en plena II Guerra Mundial. Su mayor delito: oponerse a que los periódicos holandeses estuvieran parametrados durante la invasión del nazismo. Y este reclamo lo hizo también en su condición de fraile carmelita, catedrático y formador de juventudes. Nos referimos al beato y mártir, Tito Brandsma.
Con motivo de la celebración de su fiesta, a fin de conocer más sobre su proceso de canonización y los rasgos ejemplares de su figura para los tiempos actuales, zenit conversó con el sacerdote español Fernando Millán Romeral, carmelita, vice postulador de la causa desde el pasado mes de marzo.
zenit: Recién asumió usted la tarea de vicepostulador de la causa de canonización del beato Tito Brandsma. ¿Cuáles son sus planes inmediatos a fin de tenerlo como santo?
Padre Millán: Yo asumí este encargo algunos meses después de terminar de ser prior general de la Orden en septiembre de 2019 y, por tanto, cuando el proceso estaba ya muy avanzado. Hay que seguir divulgando su testimonio y su mensaje para nuestro tiempo, porque ese es en definitiva el don de los santos a la Iglesia. En ese sentido, en coordinación con nuestra Postulación General en Roma, animo y doy a conocer algunas iniciativas, promuevo traducciones y publicaciones y, además, estoy preparando una nueva biografía en castellano con aparato crítico y con referencias a autores clásicos del mundo concentracionario.
zenit: ¿Qué puede adelantar, acerca de los supuestos milagros atribuidos a su intercesión?
Padre Millán: Aunque ha habido varios casos, hay un presunto milagro que está en la fase de estudio por parte de la congregación vaticana y este es un proceso muy minucioso y preciso que requiere tiempo. Se trata de un carmelita de los Estados Unidos que tenía un cáncer de piel muy avanzado. Toda la feligresía de su parroquia se encomendó al beato Tito y, tras más de diez años, sigue muy bien. Esta es la última fase de un proceso que ha durado muchas décadas porque, en cierto modo, fue pionero, ya que se trata del primer caso que se abordó como martirio del nacionalsocialismo. Hubo algún caso anterior de víctimas del nazismo (el padre Kolbe), pero su proceso se llevó a cabo como una causa por virtudes heroicas.
zenit: ¿Por qué el mundo actual se beneficiaría con la figura y mensaje del beato Tito, si fuera incorporado de modo definitivo al libro de los santos de la Iglesia?
Padre Millán: Bueno, aparte del aspecto espiritual profundo, teologal (la intercesión, la comunión de los santos, el culto público universal, etc.), creo que la figura de Tito Brandsma constituye una llamada a la reconciliación, a la solidaridad con las minorías (se negó a obedecer ciertas normas contra los niños judíos en los colegios carmelitas), una llamada al encuentro en esta sociedad muy dividida y encrespada. Más aún, en estos tiempos tan dolorosos que estamos viviendo por la pandemia, su testimonio de esperanza en una situación terrible como la que él vivió es realmente inspirador. No se trataba solamente de un optimismo psicológico (que también lo tuvo), sino de una esperanza teologal, una plena confianza en Dios, precisamente cuando todo parece hablarnos de su ausencia.
zenit: La sociedad está encrespada y hay mucha división…
Padre Millán: Creo que su testimonio es muy actual en favor de la reconciliación. Piense –por poner solo un ejemplo– que uno de sus últimos escritos, ya en la cárcel, acerca de por qué los holandeses se oponían al nacionalsocialismo, termina con una bendición de Holanda y Alemania, para que “estos dos pueblos vuelvan a caminar en paz y en libertad…”.
zenit: Dentro de la familia carmelita, usted es un profundo estudioso de la vida del padre Brandsma, ¿puede definir dos rasgos que más le han impactado de su biografía?
Padre Millán: Aparte de lo que le acabo de indicar, yo destacaría su profunda espiritualidad, no solo teórica (como profesor fue un experto en la mística renano flamenca, así como en la obra y la doctrina de santa Teresa de Jesús), sino vital y existencial. Aunque él fue muy discreto en cuanto a su vida interior personal, esta trasciende en los momentos dramáticos de los campos de concentración por los que pasó. Como indicó Juan Pablo II en la homilía de la beatificación: “un heroísmo tal no se improvisa”, es el fruto de una rica vida interior.
zenit: Eso impacta aún hoy… ¿y el otro rasgo?
Padre Millán: Destacaría su capacidad de diálogo, de entendimiento. Fue un hombre ecuménico en el sentido más profundo y hermoso de la palabra y no solo de teoría, sino en las altas y muy delicadas responsabilidades que desempeñó, como rector de la Universidad Católica de Nimega o como delegado del episcopado holandés para la prensa. No era fácil vivir ese espíritu de escucha y de reconciliación en aquella Europa febril y convulsa.
zenit: En el libro de su autoría, usted presenta al mártir carmelita como una “figura poliédrica”. ¿Cómo entender su versatilidad?
Padre Millán: Tito Brandsma tuvo una capacidad enorme de trabajo, al que se entregaba con gran generosidad. Quizás esa sea la clave para entender la diversidad de tareas a las que se dedicó: profesor de la universidad, rector, conferenciante, traductor y estudioso, fundador de colegios, periodista profesional y teórico del rol del periodismo y otras muchas cosas aparte de una intensa labor pastoral, muy personal, muy directa (en la línea del papa Francisco). Si hubiera que dar una explicación, yo me atrevería a decir que su vida (pese a la aparente dispersión) tuvo un sentido integrador. De hecho, a veces me recuerda a Viktor Frankl, el famoso psicólogo que también pasó por los campos de concentración.
zenit: Pocos saben que su muerte trajo la conversión de la enfermera que lo ejecutó con una inyección letal…
Padre Millán: Efectivamente, la enfermera que le aplicó la inyección de ácido fénico, declaró con el nombre ficticio de Tizia en el proceso de beatificación. Aunque su figura es algo misteriosa y controvertida (en medio de aquel ambiente sórdido de depravación, de experimentos con humanos y de muerte), su testimonio es muy llamativo, ya que muestra la talla humana y espiritual del padre Tito hasta en sus últimos momentos.
zenit: Al igual que el padre Tito Brandsma, hoy en día los periodistas sufren censura, persecución y muerte. ¿Con qué actitud asumió esto el beato y qué lección dejó al mundo de la prensa?
Padre Millán: No conviene olvidar que Tito Brandsma fue un periodista profesional, que llegó a dirigir un periódico que hoy calificaríamos como “generalista” (De Stad Oss Niewsblad) y que tuvo el carné internacional de periodista. Además, en varias ocasiones reflexionó con mucha seriedad sobre la función de la prensa católica en la sociedad moderna. De hecho, murió por defender la independencia de los medios católicos frente a la manipulación y la barbarie nazi: se opuso a que los periódicos católicos publicasen la propaganda nacionalsocialista. Creo que se trata de un testimonio maravilloso y de plena actualidad para nuestros tiempos de fake news y de posverdad.
zenit: Se ve entonces, que su figura puede abrirse espacio en la vida de los periodistas…
Padre Millán: La Inter Christian Organization of the Media (ICOM), con sede en Ginebra, concede cada tres años un premio con el nombre de “Titus Brandsma Award” a periodistas o instituciones que se han destacado en la defensa de la ética periodística, de los derechos humanos o de la libertad de expresión. Un bonito homenaje al beato Tito de parte de sus colegas.
La he tomado de aquí.
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