Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

sábado, 2 de junio de 2018

Oración al entrar en Tierra Santa


Normalmente los peregrinos entran en Tierra Santa por el aeropuerto Ben Gurión (a 15 km. de Tel-Aviv), que recibe unos 12,000.000 de pasajeros al año. Israel no tiene relaciones diplomáticas con el Líbano ni con Siria, por lo que no se puede acceder al país desde el norte. Sí que las tiene con Egipto (al sur) y Jordania (al este), por lo que desde estos dos países se puede pasar por tierra (con ciertas limitaciones). 

Las fotos las tomó Frederik Takkenberg en la peregrinación del año pasado. Esta es la primera oración que haremos al llegar:



† Dios de Abrahán y de los profetas, Dios amor, que nos has creado y nos llamas a vivir como hermanos, danos la fuerza para ser cada día artesanos de la paz; danos la capacidad de mirar con benevolencia a todos los hermanos que encontramos en nuestro camino. Mantén encendida en nosotros la llama de la esperanza para tomar con paciente perseverancia opciones de diálogo y reconciliación, para que finalmente triunfe la paz en Tierra Santa y en el mundo entero. Señor, renueva los corazones y las mentes, para que la palabra que nos lleva al encuentro sea siempre «hermano», y el estilo de nuestra vida se convierta en shalom, paz, salam. Amén. (Papa Francisco)



† ¡Oh, Señor, Dios de los ejércitos!,  /  eterno Padre, eterno Rey, 
por este mundo que creaste  /  con la virtud de tu poder; 
porque dijiste: la luz sea,  /  y a tu palabra la luz fue; 
porque coexistes con el Verbo,  /  porque contigo el Verbo es 
desde los siglos de los siglos  /  y sin mañana y sin ayer, 
oye mi ruego en esta tierra  /  y da tu paz para Israel.
¡Oh, Jesucristo!, por el frío  / de tu pesebre de Belén, 
por tus angustias en el Huerto,  /  por el vinagre y por la hiel, 
por las espinas y las varas  /  con que tus carnes desgarré, 
y por la cruz en que borraste  /  todas las culpas de Israel; 
Hijo del Hombre, desolado,  /  resucitado, eterno Juez: 
oye mi ruego en esta tierra  /  y da tu paz para Israel.
¡Divino Espíritu, Paráclito!,  /  aspiración del gran Yahvé, 
que unes al Padre con el Hijo,  /  y siendo el Uno sois los Tres; 
por la paloma de alas níveas,  /  por la inviolada doncellez 
de aquella Virgen que en su vientre  /  llevó al mesías Emmanuel; 
por las ardientes lenguas rojas  /  con que inspiraste ciencia y fe 
a los discípulos amados  /  de Jesucristo, nuestro bien: 
oye mi ruego en esta tierra  /  y da tu paz para Israel.
(Recreación de un poema de Amado Nervo)



† Shalom alejim (2), shalom (2), lejit raot (2), shalom (2).
La paz del Señor (2), mi paz os doy, (bis).



† Oremos por todos los que participamos en esta peregrinación, para que sea una experiencia de gracia que nos ayude a unirnos cada día más íntimamente a Cristo y a María. 
Señor, ten piedad. – Señor, ten piedad.
Cristo, ten piedad. – Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad. – Señor, ten piedad.
Cristo, óyenos. – Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos. – Cristo, escúchanos.

Dios Hijo, Redentor del mundo. – Ten misericordia de nosotros.
Verbo de Dios, por quien todas las cosas han sido hechas. 
Palabra hecha carne. 
Mesías prometido en la Ley. 
Anunciado por los profetas. 
Aclamado por los ángeles. 
Deseado por los justos. 
Anhelado por las naciones. 
Enviado al mundo por el Padre. 
Concebido por obra del Espíritu Santo. 
Sabiduría enviada desde el trono de la gloria de Dios. 
Zarza ardiente en el Sinaí. 
Retoño que brota de la raíz de Jesé. 
Nardo y cinamomo en huerto cerrado. 
Piedra desprendida de la montaña sin intervención de mano humana. 
Agua viva que fluye como torrente desde el Líbano. 
Árbol de la Vida plantado en el Paraíso. 
Agua de la vida en fuente sellada. 
Lámpara puesta sobre candelabro de oro purísimo. 
Estrella de Jacob. 
Cetro de Israel.
León de Judá.
Verdad que brota de la tierra. 
Justicia que desciende del cielo. 
Linaje de la mujer que aplasta la cabeza de la serpiente. 
Progenie de Abrahán por la cual son bendecidas todas las naciones. 
Salvación y esperanza de todos los pueblos. 
Emmanuel nuestro. 

De todo mal. – Líbranos Señor.
De todo pecado. 
De un corazón duro y perverso. 
De toda costumbre malvada. 
De toda pasión desordenada. 
De toda aspereza de costumbres. 
De toda malicia e indolencia. 
De una mala y eterna muerte. 
Por el misterio de tu encarnación. 
Por tu muerte y resurrección.
Por el envío del Espíritu santo.
En el día del Juicio.

Nosotros, que somos pecadores. – Te rogamos, óyenos.
Para que te dignes dirigir a ti todas nuestras acciones. 
Para que nos concedas gozarnos siempre en ti. 
Para que mires nuestra humildad y nos trates con misericordia.
Para que estos días sean una experiencia de gracia. 
Para que te dignes colmarnos de tus bienes. 
Para que nos hagas coherederos de tu reino. 
Jesús, Hijo del Dios vivo. 

Bendigamos al Señor. – Demos gracias a Dios.
Procedamos en paz. – En el nombre de Cristo. Amén.

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