Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

martes, 2 de mayo de 2017

¿Qué es la liturgia? (3)


Ya hemos dedicado dos entradas a explicar qué es la liturgia. Veamos ahora su definición y su historia. Comenzamos con el uso precristiano del término «liturgia».

Entre los griegos, la palabra «leitourgía» indicaba, en principio, la iniciativa tomada libremente por uno o varios individuos a favor de la colectividad (armar un barco, excavar un pozo, arreglar las murallas, preparar una fiesta...). 

La palabra se refiere a una actividad («ergon») asumida en interés del pueblo («leós», en jonio «laós»).

Con el pasar del tiempo, al ir haciéndose cada vez más complejas las relaciones interpersonales, se empezó a llamar «liturgia» a los servicios que todo ciudadano estaba obligado a realizar en favor de la colectividad: pagar impuestos, alistarse en el ejército, participar en los sacrificios en honor de los dioses protectores de la ciudad... Como no había separación entre vida civil y vida religiosa, los cultos también se consideraban actos públicos, oficiales. 

En aquellas sociedades teocráticas, el servicio más importante que se podía ofrecer a la comunidad era el culto a los dioses (las ofrendas para impetrar la lluvia, una buena cosecha, el éxito de una campaña militar...). 

Por eso, el término «liturgia» terminó designando aquellas acciones de culto que los individuos o sus representantes tenían que realizar en los templos o en otros lugares determinados, en ocasiones bien definidas (aniversarios varios, homenajes al emperador, inicio de la recolección, nacimiento de un hijo, antes de emprender un viaje...). 

Al respecto, escribió Aristóteles: «Los gastos destinados a la “liturgia” de los dioses (el culto público) corresponden a toda la ciudad. Es necesario, pues, que una parte de los fondos públicos sirva para pagar los gastos de la “liturgia” de los dioses». 

Entre los siglos III a. C. y III d. C., esto creó serios problemas a los judíos primero y a los cristianos después, ya que los más pudientes se veían obligados a subvencionarlos y todos a participar en ellos.

La Biblia griega (los LXX) traduce por «liturgia» el servicio religioso regulado en el Pentateuco, que los levitas y sacerdotes judíos ofrecían a Yahvé en el templo de Jerusalén. Al culto privado se le llama «latría» o «dulía».

No hay comentarios:

Publicar un comentario