Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

jueves, 20 de marzo de 2014

¿Qué son los Salmos?


Dios nos habla en todos los libros de la Biblia por medio de los profetas o de los apóstoles. En el libro de los Salmos nos enseña cómo debemos hablarle nosotros a Él.

El "libro de los Salmos" es llamado en hebreo "Sefer Tefilín", que significa "Libro de las alabanzas", lo que indica que todos los salmos son alabanzas a Dios, también los que recogen sentimientos  dramáticos, de frustración, de súplica... ya que Dios nos acepta tal como somos, con nuestros sentimientos reales, que se transforman en alabanza cuando los expresamos en su presencia.

La palabra "Salmo" en hebreo se dice "Mizmor", de la raíz "zamar", que significa tocar las cuerdas de un instrumento musical. Es lo mismo que la palabra griega "psalein", de la que viene el nombre "Psalterio" que es como se llama en griego al "Libro de los Salmos". El "salterio" es un instrumento de cuerdas parecido a la "cítara" que ilustra esta entrada.

Esto nos indica que el "Libro de los Salmos" es, ante todo, un cancionero que recoge 150 piezas para interpretar en las circunstancias más diversas: cuando se peregrina a Jerusalén, en la fiestas religiosas, cuando muere una persona, etc.

Los más antiguos tienen unos tres mil años y los más modernos unos dos mil doscientos. Como muchos de ellos provienen del Rey David, que compuso algunos y recopiló otros se le suele nombrar como el autor, aunque han sido compuestos en épocas y lugares muy diferentes.

Tanto los judíos como los cristianos encontramos en los Salmos la principal inspiración para nuestra oración.

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