Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

miércoles, 12 de septiembre de 2018

Los profetas Elías y Eliseo, «padres» y «modelos» de los monjes


Los Santos Padres de la Iglesia se detienen, de una manera especial, en las figuras de Elías y Eliseo a la hora de escribir sobre el sentido de la vida monástica cristiana. Ellos, con san Juan Bautista, son los verdaderos iniciadores de esta vida sublime, los modelos que siempre hay que considerar para llegar a ser auténticos monjes.

San Atanasio, en su famoso libro «Vida de san Antonio», en el que habla del padre del monaquismo occidental, propone a san Elías como el verdadero modelo que imitó san Antonio y al que deben seguir todos los monjes: «Es importante constatar que el asceta trata de aprender a vivir contemplando a diario la vida de Elías como en un gran espejo. Para quienes desean pasar la vida en la soledad, la vida de Elías es la regla, porque discurre toda ella en presencia de Dios con una conciencia pura, y en la perfección del corazón». 

En esto coincide con muchos otros tratados antiguos, que desarrollan el retiro de Elías en la soledad del Carmelo como modelo de vida para todos los que aspiran a la perfección. Su oración continua, el cultivo del silencio, su celo apostólico, su virginidad, su pobreza, la austeridad de su vida, su perseverancia en la lucha espiritual… son un ejemplo y un estímulo que los monjes deben imitar. 

San Jerónimo, hablando de la vida monástica, dice: «Nuestro príncipe es Elías y lo es Eliseo, y nuestros caudillos son los hijos de los profetas que habitaban en desiertos y soledades y construían sus tiendas junto al río Jordán». Y añade que «los hijos de los profetas son los monjes del Antiguo Testamento». 

También san Ambrosio de Milán tiene un tratado titulado «Libro sobre Elías y el ayuno», en el que propone al profeta como modelo de vida monástica. En otro texto recoge los mismos temas y los desarrolla con nueva vitalidad. 

San Juan Crisóstomo manifestaba un gran afecto hacia Elías, al que comparó con los ángeles. En la misma línea escribieron sobre Eliseo, al que dan el título de Abad y Prior de los «hijos de los profetas», a los que también denominan el «coro de los monjes».

Los primeros carmelitas se establecieron en el Monte Carmelo, en Tierra Santa, y tomaron a los profetas Elías y Eliseo como modelos de vida. Como ellos querían vivir continuamente en la presencia de Dios, trabajando por anunciar su Palabra.

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