Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

domingo, 16 de septiembre de 2018

Despidiéndome de Honduras


La semana pasada estuve en El Salvador, predicando los ejercicios espirituales a un grupo de frailes provenientes de las seis repúblicas centroamericanas y esta semana he estado en Honduras, predicando un curso sobre la espiritualidad y la vida interior.

Ya les comenté que los carmelitas en la capital hondureña atendemos la parroquia Santa Teresa, además de otras seis iglesias en otros barrios y una importante obra social (clínica, comedor para ancianos, sala para velar difuntos, etc.).

Hoy he celebrado la misa en una de ellas. No había muchísima gente, pero no faltaba el coro, acomodadores, monitores, lectores, ocho monaguillos, tres ministros para ayudarme a dar la comunión.

El sábado tuve el gozo de visitar Lepaterique, donde se encuentra nuestro noviciado y atendemos una misión rural. Lepaterique es la capital de la zona, que cuenta unas 21.000 personas, pero no hay carretera asfaltada para llegar, por lo que hay que subir por un camino de tierra y piedras durante hora y media.

Además de la iglesia central, los frailes atienden 40 aldeas rurales. A algunas pueden llegar con un vehículo todoterreno, pero a muchas tienen que ir andando o en mula una y dos horas de camino. También tienen un pequeño hogar para acoger a algunas niñas de las aldeas, de manera que puedan estudiar en el centro urbano principal.

Al regreso, nos paramos a saludar a las madres carmelitas descalzas, que están construyendo su monasterio en la aldea "La Brea". Una semana suben los padres de la capital a celebrar la misa (1 hora de camino) y otra bajan de Lepaterique (1 hora de camino). En ambos casos por una carretera sin asfaltar.

Mañana, si Dios quiere, viajo a Costa Rica, para predicar otra tanda de ejercicios espirituales para los frailes, y la semana próxima estaré en Panamá, predicando un curso de espiritualidad en la parroquia del Carmen y en el monasterio de las carmelitas descalzas.

¿Cómo puedo dar gracias a Dios por la excelente acogida que me prestan en estos lugares, por el buen ejemplo que me dan los religiosos de esta provincia y por la fe sencilla y fuerte de tantas personas? Pido al Señor que los llene a todos de sus bendiciones.


Con los hermanos que participaron en el retiro en El Salvador.


La misa de despedida, el domingo pasado en El Carmen de San Salvador.


El grupo de la mañana en Tegucigalpa (entre 80 y 100 personas cada día).


El grupo de la tarde en Tegucigalpa (entre 180 y 220 cada día).


La carretera que lleva de la capital a Lepaterique


El noviciado de los carmelitas descalzos de Centro América.


Una de las casas de Lepaterique.


La calle principal, con la parroquia al fondo.


La calle que lleva al cementerio y al convento.


El monasterio de las carmelitas descalzas, en la aldea "La Brea", a mitad de camino entre Tegucigalpa y Lepaterique. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario