Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

lunes, 20 de enero de 2020

Semana de oración por la unidad de los cristianos 2020


«Nos mostraron una humanidad poco común» (Cf. Hch 28,2) es el lema de la semana de oración por la unidad de los cristianos 2020. Los materiales han sido preparados en la isla de Malta. 

El 10 de febrero, en Malta celebran la "fiesta del naufragio de san Pablo", señalando y dando gracias por la llegada de la fe cristiana a esas islas. La lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles que se utiliza en esta fiesta es la que se ha elegido para la Semana de Oración de este año.

La narración comienza con Pablo siendo llevado a Roma como prisionero (Hch 27,1ss). Pablo está encadenado, pero aun en la que se volverá  na travesía peligrosa, la misión de Dios continua a través de él.

Este relato es un drama clásico de la humanidad confrontada con el poder terrorífico de los elementos. Los pasajeros en la nave están a la merced de las fuerzas de los mares debajo de ellos y de la potente tempestad que arrecia encima de ellos. Estas fuerzas los llevan a un terreno desconocido en el que están perdidos y sin esperanza.

Las 276 personas de la nave están divididas en grupos bien diferenciados. El centurión y sus soldados tienen el poder y la autoridad, pero dependen de la habilidad y de la experiencia de los marineros. Si bien todos tienen miedo y son vulnerables, los prisioneros encadenados son los más vulnerables de todos. Se puede disponer de sus vidas y corren el riesgo de una ejecución sumaria (22,42). Mientras la historia se va desenvolviendo, vemos cómo aumenta la división entre los distintos grupos por la desconfianza y la sospecha.

Sin embargo, de modo sorprendente, Pablo destaca como elemento de paz en el alboroto. Él sabe que su vida no está gobernada por fuerzas que son indiferentes a su destino, sino que, al contrario, su vida está en las manos de Dios, al que pertenece y a quien da culto (cf. 27,23). 

Gracias a esta fe, Pablo tiene la confianza de que comparecerá ante el emperador en Roma y, sacando fuerzas de ella, puede ponerse en pie ante sus compañeros de viaje y dar gracias a Dios. Todos son reconfortados. Siguiendo su ejemplo, comparten juntos el pan, unidos en una nueva esperanza y confiados en sus palabras.

Esto pone de relieve un tema principal de este pasaje: la divina providencia. Fue decisión del centurión zarpar con mal tiempo y durante la tempestad los marineros tomaron decisiones sobre el modo de manejar el buque. Sin embargo, al final, sus planes se frustran y solamente estando juntos y dejando que el buque se hunda logran salvar sus vidas gracias a la divina providencia. El buque y toda su valiosa carga se perderá, pero sus vidas se salvarán, ya que «ni un cabello de vuestra cabeza se perderá» (27,34; cf. Lc 21,18). 

En nuestra búsqueda de la unidad de los cristianos, abandonarnos a la providencia divina requiere que soltemos muchas cosas a las que estamos muy atados. Para Dios lo importante es la salvación de todos.

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