Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

jueves, 29 de marzo de 2018

Moniciones para el Jueves Santo


Nos disponemos a entrar en el Triduo Santo de la muerte, sepultura y resurrección del Señor, que comienza con la misa vespertina del Jueves Santo, en la que celebramos sacramentalmente la entrega que Jesús hizo de sí mismo en la Última cena.

Les propongo unas moniciones para las distintas partes de la celebración de esta tarde:

Monición al inicio de la misa: Buenas tardes, hermanos. Nos disponemos a celebrar la misa de la Cena del Señor. Generación tras generación, los cristianos se han reunido en esta tarde para recordar los maravillosos gestos de amor que Jesús realizó tal día como hoy en la Última cena. Esta tarde, Jesús quiere celebrar una fiesta con nosotros. Él lavará nuestros pies una vez más, volverá a hablar a nuestros corazones palabras bañadas en dulzura y repartirá de nuevo su Cuerpo como alimento de inmortalidad. Procuremos escuchar sus palabras con atención y vivir con intensidad este encuentro con su misericordia.

Monición antes de las lecturas: En la primera lectura de la misa de hoy se proclaman las disposiciones sobre la cena pascual que Moisés dio a Israel. La lectura de san Pablo recuerda que Jesús instituyó la eucaristía precisamente en el contexto de una cena pascual y que nos ordenó seguir haciéndolo en memoria suya. El evangelio de san Juan recoge la escena del lavatorio de los pies (que en tiempos de Jesús era un oficio reservado a los esclavos), como manifestación del amor sin límites del Señor. Escuchemos con atención.

Monición antes del lavatorio de los pies: En tiempos de Jesús, la gente se lavaba los pies al entrar en las casas. Esta labor la realizaban los esclavos. Este Jueves Santo Jesús hizo algo inconcebible. Le vieron tomar la jofaina y arrodillarse ante los discípulos para lavarles los pies. Hemos leído tantas veces las palabras y obras del Señor en los evangelios que ya no nos impresionan, pero pensemos en su profundo significado. Hoy, el maestro, el Señor, el que todo lo puede, se hace siervo y esclavo nuestro y nos enseña el estilo de vida que quiere para nosotros. El sacerdote que nos preside lavará ahora los pies a algunos de los fieles que nos encontramos en el templo, como signo de que en la Iglesia todos estamos llamados a ser siervos los unos de los otros, especialmente, los que han sido elegidos para presidir la comunidad en el amor.

Monición antes de la procesión al lugar de la reserva eucarística: Según una antigua tradición, el Viernes Santo la Iglesia latina no celebra la eucaristía. Por eso reservamos ahora el Santísimo Sacramento, para poder comulgar el Cuerpo del Señor en los oficios de mañana. Después de la reserva, los sacerdotes y los ministros abandonan el templo en silencio, sin despedirse, porque la celebración de hoy continuará mañana, con los oficios del Viernes Santo y concluirá el Sábado Santo, con la Vigilia Pascual. A quienes deseen participar en la Hora Santa les esperamos esta noche a las ... horas.

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