sábado, 10 de marzo de 2018
Oraciones para el domingo IV de Cuaresma
La cuaresma sigue su camino y la Pascua está ya cerca. Les ofrezco las oraciones de la misa del cuarto domingo de Cuaresma (llamado de Laetare):
La oración colecta dice así: Dios nuestro, que reconcilias maravillosamente al género humano por tu Palabra hecha carne; te pedimos que el pueblo cristiano se disponga a celebrar las próximas fiestas pascuales con una fe viva y una entrega generosa. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
La oración sobre las ofrendas:Te presentamos con alegría, Señor, estos dones para la salvación eterna; ayúdanos a celebrarlos con fidelidad y a ofrecerlos dignamente por la redención del mundo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
El prefacio: En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Él mismo, por el misterio de la encarnación, llevó hasta la luz de la fe a los que caminaban en las tinieblas, e hizo renacer a los que habían nacido en la esclavitud del pecado convirtiéndolos en hijos adoptivos por el bautismo.
Por eso, Padre, te adoran el cielo y la tierra entonando un canto nuevo, y nosotros con todos los ángeles te alabamos, diciendo sin cesar: Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo. Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria. Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el cielo.
Oración después de la comunión: Padre, que iluminas a todo hombre que viene a este mundo, te pedimos que alumbres nuestros corazones con el esplendor de tu gracia, para que nuestros pensamientos sean dignos de ti y aprendamos a amarte de todo corazón. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Oración sobre el pueblo. Protege, Señor, a quienes te suplican, sostén a los débiles y vivifica siempre con tu luz a quienes caminan en las sombras de la muerte; con tu clemencia, apártalos de todo mal y hazlos llegar a la plenitud de tus bienes. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
TE ADMIRAMOS, SEÑOR,
por lo mucho que nos amas
y, por permanecer junto a nosotros
cuando te abandonamos.
TE ADMIRAMOS, SEÑOR.
Tu eres la verdad frente a la mentira;
tú eres la luz ante la oscuridad;
tú eres el amor frente al odio.
TE ADMIRAMOS, SEÑOR,
porque tu generosidad no tiene límites
y tu cruz abraza a todos los hombres.
Tú fuiste enviado para nuestra salvación.
TE ADMIRAMOS, SEÑOR,
porque no quieres que nadie se pierda,
no quieres la muerte del pecador,
no rechazas a los que caen.
TE ADMIRAMOS, SEÑOR,
porque tu cruz es nuestra salvación,
tu cruz nos manifiesta tu amor.
Tu cruz, Señor, es redención.
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